Ni siquiera la cuestión Cospedal, compatibilizar el Ministerio de Defensa, la Secretaría General del partido, la presidencia del PP castellano/manchego y no sé si algún otro, ha sido conflictiva en el congreso de los populares. Cospedal seguirá, si Rajoy no dice otra cosa, con todos sus cargos porque en la votación, que ganó por poco pero ganó, solo participaron 650 compromisarios de los 3.000 que acudieron al congreso. Escaso interés, por tanto. Los demás asuntos se han resuelto sin problemas y, como no aprenden en el PP, tampoco ha dado que hablar el escandaloso e injustificable retiro dorado de Fernández de Mesa en REE. No se discute el liderazgo de Rajoy y hacen bien, y se comprende la satisfacción entre la dirección, los cuadros y los militantes. Más aún visto el contraste con el desconcierto en el patio socialista.

Javier Fernández, presidente de la gestora del PSOE, busca una colaboración, a cuentagotas pero efectiva, con Rajoy pero otros importantes del partido no ayudan y emiten mensajes contradictorios. El portavoz de la gestora, Mario Jiménez, se recrea en descalificar a Rajoy, mayordomo de Trump le ha llamado equiparándole al Aznar de las Azores. Avisa, además, de que lo de aprobar los presupuestos ya se verá, mientras el grupo socialista los rechaza y presenta una enmienda a la totalidad en el Congreso. Y una proposición no de ley para ¡exhumar los restos de Franco! En Madrid el grupo municipal apoya, finalmente, los presupuestos de Carmena/Podemos. Aquí en A Coruña, el recién elegido portavoz municipal de un grupo de seis concejales tan unido como evidencia la votación, tres votos incluido el suyo, dos a otra candidata que se votó a sí misma y uno para la tercera, rechaza cualquier acuerdo con el PP. Los socialistas negaron la confianza al alcalde de Marea a quien auparon al cargo hace veinte meses pero no son capaces de pactar con el PP una censura y, en consecuencia y por imperativo legal, ahora tendrán al mismo alcalde Ferreiro del que desconfían y, encima, con los presupuestos de Marea aprobados. Un éxito. Los socialistas preparan unas primarias con una candidata que aún no ha decidido si lo será, con Pachi López que estuvo en el no es no y ahí sigue, pronunciándose con su habitual tosquedad sobre Rajoy y el PP, de donde hay que colegir que en caso de ganar va a desandar el camino tímidamente emprendido por el presidente de la gestora, Javier Fernández. Y un tercer candidato, Sánchez, el más coherente y claro, que, de momento, ha puesto de los nervios a quienes mandan en el partido desde Ferraz o Sevilla, desde la dirección de

Prisa o paseando con Slim. A Sánchez lo respaldaron todos los ahora nerviosos cuando perdía votos y escaños, lo derribaron y todavía no le han explicado por qué ellos pueden acordar con Podemos, Mareas, Compromís y Ada Colau y él no. Desconcierto.

En Vistalegre se dilucida la importante cuestión de la reconducción de cinco millones de votantes radicales a las reglas de la democracia representativa y a los objetivos dentro de ella realizables. La impresión general es que Errejón está en esa línea y es consciente de la realidad y sus limitaciones. Con Sánchez, gane éste o pierda, puede reconstruir una izquierda que transite desde la radicalidad al realismo y contribuya a restaurar el bipartidismo. Si en el congreso de Podemos gana Iglesias y sus propuestas de lucha y resistencia siguen siendo atractivas para los cinco millones o más, entonces sí que tendremos un problema de verdad.