La ciclogénesis municipal ha dejado al PSOE local en tierra de nadie. Después de provocar la cuestión de confianza y retirarle su aval al alcalde, el gestor socialista señor Cardador se ha mostrado renuente a explorar nuevas alternativas y a buscar otras fórmulas de opción mayoritaria. Nada nos extraña en un personaje que pertenece al Jurásico vazquista como Mar Barcón, sostén de la Marea Atlántica, corresponsable de la crisis municipal. Sin patrón que les guíe, constituyen el "socialismo flotante", magma entregado a su propia supervivencia, que se mueve sin norte, como un conjunto autodestructivo. En este ambiente, el señor Cardador ha entrado en cuarentena y sitúa a la actividad municipal en estado de ensoñación, porque la coordinación y la coherencia exigibles no pueden armonizarse con quien solo ofrece formas primarias de pensamiento político. Ante el colapso sistémico que se aprecia, el ciudadano se reafirma en no entender de política sino de valores. "Ecce Coruña", proclama el vecindario ante una urbe paralizada y un alcalde, sin inspiración para ofrecer un proyecto de ciudad, dimitido de su discurso que lo presentaba como adalid de una nueva forma de hacer política. Mientras zorrea el viento, descargar culpas en los anteriores no es otra cosa que el botox de la demagogia.

Otrosidigo

Nuestro alcalde se mueve en un ambiente proceloso que dificulta la actividad del Gobierno local, según veremos. El socialismo, en manos crepusculares, sin energía creadora y el PP, a expensas de la Xunta, interesada en escribirnos nuestra propia historia, tanto como en achicar la ciudad. Don Xulio y sus mareantes, tras la falta de confianza explicitada, se mueven en un abismo entre el estado virtual y la sociedad real, cuya retórica no es capaz de convertir lo increíble en verosímil. Por autoestima, nuestro alcalde y sus colaboradores deben considerar sus fuerzas para poder sacar adelante algún proyecto de ciudad, cuando ha descendido la convivencia, se han deteriorado conductas sociales y se han orillado nuestras tradiciones. Recordemos que la política es otra cosa, algo más que la política en sí, cuando el hombre de vez en cuando piensa.