Si a usted le pidiesen que indicase, en una escala de cero a diez, la prioridad que le da al mantenimiento del sistema de pensiones de jubilación, entendiendo que el cero significa prioridad nula, y el diez máxima, ¿qué valor escogería?

Mientras se lo piensa, le doy los buenos días, y le indico que empiezo así porque, justamente, hoy quiero compartir con ustedes unas líneas sobre lo que se dice y no se dice sobre las pensiones en España. Y lo hago en un momento en el que este tema, siempre de actualidad, se ha visto traído de nuevo a la primera línea de la actualidad al hilo de unas declaraciones del que fue presidente del Gobierno, Felipe González, en presencia de la ministra de Trabajo. El señor González aludía a lo que él llamaba falta de seguridad en la solidez del sistema de pensiones en las tres próximas décadas, acusando de mentir a sus adversarios políticos cuando dicen lo contrario. En todo caso, y sin entrar a fondo en el planteamiento de cada uno de ellos, se trata de un episodio más del "tira y afloja" que, desde diferentes ámbitos y con intereses diversos, se construye sobre un tema en el que no debería haber espacio para la frivolidad o el bulo interesado, y sí para la gestión pura y dura y, sobre todo, para la claridad y la transparencia.

Con todo, una vez esbozado el tema, ¿qué me diría usted? ¿Es de los que piensan que las pensiones son una de las piedras angulares sobre las que está edificada nuestra sociedad y su sistema de protección contributiva? Si es así, seguramente le ha puesto un diez al nivel de prioridad que le he pedido indicar. Y, entonces, estamos de acuerdo.

Lo curioso es que, si generalizamos la encuesta, me da la impresión de que seríamos muchas las personas que pensamos así. Mayoría clara las y los que entendemos que las pensiones están ahí para cubrir las necesidades de personas que han producido toda su vida, y contribuido al sistema, y a las que no se les puede dejar tiradas cuando ceden su empleo, jubiladas, a quien entonces lo necesita más. Y que tal capítulo de gasto es mucho más importante y prioritario que muchos otros temas a los que hoy se dedica nuestro esfuerzo conjunto, y en los que incluso se derrocha y se dilapida.

Así las cosas, no podrá entender usted -como yo- que se siga presentando el sistema de pensiones como algo simple, una caja estanca, de suma cero, en la que los cotizantes (empresas y trabajadores) ingresan, y los pensionistas gastan, y que en una situación demográfica y laboral adversa, si se presenta déficit, entonces el sistema colapsará y no se pagará más. ¡Claro que no! Porque si las pensiones son verdaderamente una prioridad, nada va en contra de que se financien desde los Presupuestos Generales del Estado. Al fin y al cabo, la tan traída y llevada "caja de las pensiones", es solo una construcción de hace unos pocos años, a raíz de un cierto superávit coyuntural que no ha tenido mucho mayor recorrido. Solo eso, y no un dogma de fe.

Si las pensiones son importantes, habrá que pagarlas directamente con lo de todos, y no desde un cajón especial, abocado a la penuria. Porque a todos, salvo a los que presionan para que entremos a mansalva en los "planes de pensiones privados" y a algún lobby más, nos interesan. Y ello por encima de capítulos como, incluso, determinadas inversiones. O, por supuesto, de la multiplicación de estructuras clónicas en Gobierno central, comunidades autónomas y provincias. Las pensiones dimanan de la propia lógica contributiva en la que nos hallamos inmersos y de la que no nos podemos salir, queramos o no. Y es parte del núcleo de un sistema que, si rompe por ahí, avanzará inequívocamente en desigualdad en franjas de edad verdaderamente complicadas para poder salir adelante.

Por tanto les agradecería, a unos y a otros, que se callasen ya con sus gaitas sobre las pensiones y su sostenimiento o no. Si el sistema de la caja de las cotizaciones y los gastos sigue manteniendo el sistema, muy bien. Y si no, no pasa nada. Se trata de un tema prioritario para el país y, a partir de ahí, habrá que obrar en consecuencia. Pero no tratando de frivolizar con algo crítico y que, a todos y a todas, nos afecta y preocupa. Consecuentemente, habrá que pagar el posible déficit de las pensiones, si cabe, desde los Presupuestos Generales del Estado. Que es, en román paladino, el conjunto de los ingresos que todos proveemos para el abordaje de nuestros gastos colectivos. Incluidas las pensiones, si toca. Porque son prioridad. ¿O no?