A raíz de la exitosa manifestación de Barcelona, donde (por lo menos) 160.000 personas pedían al Gobierno español más implicación en la acogida de refugiados, Quartz volvía a señalar la excepcionalidad política española (en comparación con el resto de Occidente), en cuanto al ascenso rampante de fuerzas políticas populistas de derecha (contrarias a la inmigración, a la apertura de fronteras y a las políticas globalizadoras preconizadas desde la Unión Europea).

The Daily Telegraph elaboraba, para sus lectores británicos, una lista con 10 platos que no deben perderse si van de vacaciones a España. Serían: la tortilla de patatas, la paella valenciana, el gazpacho, el cochinillo (por supuesto, en el segoviano Mesón de Cándido), el rabo de toro estofado (especialmente, el de Pamplona), la fabada asturiana, el pulpo á feira y las gambas al ajillo, sin dejar de lado las croquetas o la almadraba gaditana.

Media-tics apuntaba que se está produciendo un cierto cambio de tendencia, entre el público: conscientes de las mentiras que circulan por Internet y redes sociales, algunos lectores vuelven a refugiarse en las cabeceras de calidad. Esto se aprecia en el incremento de las suscripciones digitales de medios como The New York Times (que han crecido un 47%, en comparación con 2014), The Washington Post (un 75% más que en 2016) o The Wall Street Journal (con 110.000 nuevos suscriptores en los meses finales del año pasado).

Ticbeat señalaba los límites a los que se enfrenta Twitter, la red social que menos ha crecido, durante los dos últimos años (sus 31 millones de nuevos usuarios parecen irrisorios, frente a los más de 500 millones añadidos por WhatsApp o Facebook Messenger). Sin embargo, aún conserva algunas virtudes importantes, como ser el canal por excelencia a la hora de informarse o constituirse como una herramienta básica para construir la marca personal.