Fue por los ochenta cuando un matemático propuso dedicar el 14 de marzo, 03/14, según la forma común de expresar días y meses en el mundo anglosajón, al número "pi". Un número irracional, que relaciona el perímetro de la circunferencia con el diámetro del círculo interior a ella, y del que se llevan calculados billones de cifras decimales pero del que, por definición, nunca se conocerán todas. Porque "pi", como saben ustedes, tiene infinitos decimales. Y teniendo en cuenta que infinito significa más grande que cualquier número que podamos imaginar, por grande que sea, el mero hecho de querer calcular todas las cifras de "pi" es erróneo. No es posible, porque no existe el concepto "todas las cifras de "pi". Infinito es, simplemente, inconmensurable...

Buenos días, que no me olvido de saludarles. Pero es que hablar de "pi" siempre es la entrada a un universo apasionante y, a partir de ahí, uno pierde la noción del tiempo y del espacio. En todo caso, fíjense en que hoy titulo el artículo 4,141592... O sea, el número "pi" + 1. Ayer fue el día "pi" y hoy, por tanto, el "pi" + 1. De ahí el chascarrillo inicial, que da paso sin más dilación a desearles lo mejor en esta jornada en la que nos leemos de nuevo. ¿He llamado su atención? Pues entonces, pasen y vean...

Pero miren, podríamos hablar muchas cosas de "pi", a partir de aquí. Desde la historia de cómo se ha ido calculando cada vez un mayor número de sus cifras significativas a lo largo de los años, que no siguen absolutamente ningún patrón, hasta todos los ámbitos de la ciencia donde "pi" juega un papel importante, pasando por curiosidades tales como diferentes reglas mnemotécnicas para recordar algunos de sus dígitos. Podríamos tratarlo, sí, pero estoy seguro de que de todo eso ya se ha hablado ayer, y mucho, por lo que les voy a proponer otra cosa. Y es que, ya saben, a mí lo que más me interesa es dar un pasito más y entrelazar temas aparentemente no conexos, en esta visión compleja de la realidad que hoy se va imponiendo, muy por encima de los compartimentos estancos en los que se ha ido enclaustrando cada rama de la ciencia en el siglo pasado.

En ese sentido, no sé si saben ustedes que se siguen calculando hoy cifras y cifras de "pi". Ciertamente, tengo la impresión de que con ello se busca más visualizar la potencia de las máquinas de hoy y de sus algoritmos de cálculo, que de resolver un problema práctico. E, incluso, de avanzar en una investigación básica para la que sea verdaderamente crucial obtener tal ingente número de decimales, con el propósito de llegar a conclusiones realmente importantes. Y es que, como les digo, hoy conocemos billones de decimales... ¿Hace falta tanto?

Y esa es la pregunta o conjunto de preguntas que hoy me sugiere "pi" y el día de ayer. ¿Hasta qué punto la investigación científica está conectada con los resultados que precisamos en clave real, orientada a resultados? Es bien cierto que es necesario un horizonte de utopía que sustente la investigación más aplicada, mucho más orientada a resolver necesidades y problemas reales. Pero ¿cuál es su límite? Hoy estamos hablando de explorar realidades espaciales lejanas, mientras que el hambre sigue siendo un problema crucial. Y, mientras las realidades virtual, mejorada y aumentada parece que son los ámbitos que pegan con fuerza y al que se orientan hoy todas las miradas, muchas personas en el mundo siguen sin haber hecho jamás una llamada de teléfono, en entornos donde no hay ni teléfonos, ni electricidad. ¿Por dónde van algunos de los esfuerzos de mayor impacto de la ciencia y en qué andamos perdidos los humanos? ¿Quizá en la búsqueda de un freno al envejecimiento, cuando uno de cada tres niños no llega a los cinco años en regiones amplias del globo?

Es por eso que convertiré, personalmente y sin mayor transcendencia, este día "pi" + 1 en el día de la orientación a resultados de los esfuerzos no ya de lo científico, sino de todo lo que tiene que ver con transmisión del conocimiento, de manera formal e informal. Porque conocer más, más y más cifras significativas de "pi" puede ser retador y bonito, pero yo no me resisto a dejar este mundo sin que hayamos puesto algunas piedras sólidas en la tarea de expandir lo que sabemos y, sobre todo, de utilizarlo para que la vida sea más fácil, amable y sencilla. Tanto como esa cascada de cifras de "pi" que caen, una tras otra, sin que nadie sepa cómo o por qué, y que configuran, no cabe duda, una de las series más misteriosas y bonitas que jamás hayan sido contadas...

Y, para terminar, un regalo: 3,1415926535897932384626433832795028841971693993751058209749445923078164062862089986280348253421170679... ¡Sean felices!