Se acuerdan ustedes de haber estudiado en el instituto las desamortizaciones de los bienes de la iglesia durante el S. XIX? Aquellas leyes de Bonaparte, Argüelles, Espartero, Madoz y, sobre todo, de Mendizábal, por las que el Estado se quedaba con propiedades no productivas de las órdenes religiosas. Le llevaron a la excomunión, la hoguera ya estaba en desuso. La desamortización de Mendizábal fue en principio muy ambiciosa y tuvo notables efectos recaudatorios e ideológicos, crecieron el anticlericalismo y el antiliberalismo; lo seguimos pagando todos los años con nuestros impuestos. Pero, desde el punto de vista estrictamente social, fracasó, la división de los lotes de tierra se encomendó a comisiones municipales aliadas con los oligarcas adinerados que manipularon el sistema creando grandes lotes inasequibles a los pequeños labradores y fueron comprados por nobles terratenientes, los señores de horca y cuchillo tradicionales en el latifundio castizo, con lo que no se creó la clase media que los liberales anhelaban, otra vez vemos que la corrupción no es algo tan moderno.

De aquellos polvos salieron todos los lodos habidos y por haber, no eran las primeras guerras de religión, más o menos incruentas, con las guerras carlistas por medio, pero permítanme enlazar de un salto con la actualidad con otra suerte de intento de desamortización.

Días atrás saltó a los medios una iniciativa de Podemos reclamando que no hubiese espacios religiosos en La2. En principio, nada que objetar, ya no recordaba su existencia y, menos aún, de las religiones minoritarias. Lo sorprendente ha sido el efecto rebote y la subida de audiencia, gracias a la polémica iniciativa y a las de los medios de la caverna que la han usado para enlazarla con la insultante campaña del bus naranja atacando la libre opción sexual.

Pero no se quedó ahí la cosa, por estas tierras también nos hemos enterado algunos que TVG emite espacios religiosos que cuestan cerca de 400.000 euros y cantidades semejantes o superiores en las televisiones vasca, catalana, andaluza y hasta en las municipales. En resumen, un exceso, la conferencia episcopal se atrinchera en el tratado con el Vaticano de 1979 y en la constitución que solo es aconfesional con la boca pequeña. El laicismo es algo sencillo, el estado no reconoce ni financia ninguna religión, la católica es una corporación inmensamente rica, con medios de comunicación propios donde predicar, la COPE, 13TV y controla muchos medios locales y regionales, un coto bien parapetado para la extrema derecha que difunde mansedumbre y conservadurismo.

Pero lo verdaderamente chusco ha sido el argumento del líder de la Marea, los socios de Podemos en Galicia, que simplemente ha aplaudido la misa en gallego en la TVG, puesto que, a fin de cuentas era normalizar la lengua del país. No soy capaz de más comentarios.