Agradezco a José Manuel Ponte que en su Inventario de perplejidades del martes haya mencionado a Alberto Ullastres, pues me facilita escribir sobre este ministro de Comercio (1957-65), posiblemente el político decisivo y más olvidado en la aventura europea de España, todo ello al hilo del 60 aniversario de la firma del Tratado de Roma (25-03-1957), origen de nuestra actual UE (Unión Europea). Quizás influye en el arrinconamiento de este catedrático de Economía el haber sido ministro de Franco, y del Opus Dei además. Allá los sectarios con sus fijaciones. Por entonces se hablaba más del Mercado Común, expresión popular de la formularia CEE (Comunidad Económica Europea) que aglutinó a los 6 iniciales países europeos en una unión supranacional para el comercio (Mercado Común), la industria del carbón y el acero (CECA) y la experimentación atómica (la Euratom). En 1970 Ullastres, en tándem con López-Bravo, ministro de AA.EE., lograron la firma del acuerdo preferencial que sirvió de entrada masiva de los productos españoles en el Mercado Común, cuando aún no formábamos parte de la CEE, paso que se formalizará en 1986. Para los que tenemos una mínima e imparcial memoria histórica, el papel europeo de Alberto Ullastres, luego embajador de España ante la CEE desde 1972, está pendiente de un justo y merecido reconocimiento.