Pero el gozo duró poco. En 1984 la conservadora y nacionalista Margaret Thatcher exigió el cheque británico con el famoso " I want my money back", y en 1992 Londres logró la cláusula de excepción al Tratado de Maastricht. Fue la primera vez -luego vino la mal resuelta ampliación al Este- que Europa se equivocó al preferir la extensión a la cohesión. Cuando se quiere edificar una nueva realidad geopolítica, imprescindible pero con serios obstáculos, conviene recordar el refrán español: Quien mucho abarca, poco aprieta.