Galicia y muy especialmente A Coruña han salido malparadas en los Presupuestos Generales del Estado para este año. El Gobierno ha recortado 440 millones a la comunidad gallega y la relega del tercer al quinto puesto en el ranking nacional de inversiones.

El gasto previsto de 924 millones para este año es el más bajo que un Ejecutivo asigna en los últimos trece años a Galicia, que nunca había quedado por debajo de los mil millones desde 2004 y que sufre en estos Presupuestos el tercer recorte más duro entre todas las comunidades autonómicas del país, con un 32% menos en inversiones.

Sobre estas cuentas pesa además una sombra de duda sobre su aplicación real en el presente ejercicio, ya que, en el caso de que el Gobierno de Rajoy obtenga el suficiente respaldo en el Congreso, una cuestión aún pendiente de negociaciones con el PNV y un diputado independiente del PSOE, perteneciente a la formación Nueva Canarias, se aprobaría en junio. Esto quiere decir que el Ejecutivo tiene apenas un semestre por delante para gastar lo programado para todo el año, lo que pone en tela de juicio que esta previsión de inversiones en Galicia, ya notablemente recortadas sobre el papel, llegue realmente a ejecutarse.

La propia Xunta ha acogido la noticia de los Presupuestos del Gobierno con la expresión "relativamente satisfecha", un matiz que denota reservas, mientras que los agentes sociales gallegos advierten de que este tijeretazo en las inversiones públicas pone en peligro el objetivo de convergencia de la comunidad y demandan al Ejecutivo de Feijóo que presione al de Rajoy. Estos Presupuestos han supuesto una pésima noticia para los empresarios, quienes alertan de que Galicia, una comunidad tan necesitada de infraestructuras, podría perder de nuevo el tren de la competitividad en el panorama económico nacional.

Los partidos de la oposición -PSOE, Marea y BNG- califican de agravio los recortes de la inversión estatal en Galicia y censuran la sumisión de Feijóo, a quien reclaman que haga valer su peso político para revertirlos.

Más grave resulta la postergación de A Coruña en estos Presupuestos. Con especial énfasis en la ciudad, donde la inversión se desploma un 60%. El gasto en obras se reduce este año a 30,8 millones de euros, frente a los 81,4 presupuestados en el anterior ejercicio para la urbe coruñesa y las infraestructuras claves para su desarrollo como el puerto exterior, el aeropuerto de Alvedro y la tercera ronda.

La conclusión del grueso de la obra en Langosteira y la apertura, hace un año, de la vía de circunvalación entre As Lonzas y Zapateira generan un vacío en la inversión del Ministerio de Fomento que queda sin cubrir por la ausencia de nuevos proyectos de envergadura. El recorte aplicado es de tal magnitud que todo el gasto programado este año equivale a los 30,4 millones presupuestados en 2016 solo para hacer frente a las revisiones de precios de obras en el puerto exterior.

Las novedades apenas nutren el presupuesto del Estado en lo que afecta a A Coruña: 500.000 euros para el inicio de las mejoras en la línea ferroviaria con Ferrol, 50.000 para el estudio de la variante de Betanzos en esa línea y 400.000 para la mejora de la navegación en Alvedro, con la que evitar desvíos en condiciones meteorológicas adversas.

El presupuesto se alimentará en A Coruña a lo largo de este ejercicio de actuaciones programadas en años anteriores y que vuelven a figurar en las cuentas, la mayoría sin siquiera haberse comenzado a ejecutar y con los consiguientes retrasos previstos en su ejecución. Son fantasmales apariciones en el presupuesto que reviven con cada nuevo proyecto económico del Gobierno: la renovación del edificio de la terminal del aeropuerto de Alvedro, menos ambiciosa que la inicialmente prevista; la regeneración de la ría de O Burgo, con el testimonial millón de euros de cada año para comenzar el dragado; y la conexión ferroviaria del puerto exterior, imprescindible para la plena operatividad de la dársena y con solo 363.000 euros para infraestructura con un coste estimado en más de cien millones.

Otro tanto ocurre con el vial 18, proyectado para conectar la autopista AP-9 con la tercera ronda. Aún sin diseño, esta autovía aparece dotada solo con 100.000 euros y ve aparcados los 18 millones necesarios para su construcción para el período 2018-2021. El Ministerio de Fomento vuelve a asignar gasto para pagar el proyecto de obra de ampliación del puente de A Pasaxe, aún sin contratar, pero retira la proyección presupuestaria para su ejecución, sin aclarar la causa de esta modificación, que puede ser enmendada en las cuentas de 2018.

La ampliación de la avenida de Alfonso Molina, en cambio, recibe dotación suficiente para iniciar la obra, 2,5 millones de euros, aunque no se prevé terminar de abonar esa factura hasta 2021, con una inversión total de 12,5 millones de euros, pendientes de que Fomento concrete si, como estaba previsto, reclamará a Audasa que asuma este gasto a cambio de mejoras económicas en la concesión de la autopista AP-9.

Entre las inversiones no detalladas, queda por concretar, por ejemplo, qué cantidad corresponderá a la estación intermodal de San Cristóbal, en cuya financiación también colaborarán la Xunta y el Ayuntamiento. El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), dependiente de Fomento, consigna, de modo genérico, un millón de euros para "actuaciones en estaciones" de la provincia.

Los Presupuestos Generales del Estado para A Coruña solo gustan en la ciudad al Partido Popular, el mismo que los ha confeccionado en Madrid. Ni el Gobierno local, de Marea Atlántica, ni PSOE y BNG, en la oposición, defienden las cuentas por considerarlas negativas para los intereses de A Coruña. Frente al realismo presupuestario que argumentan los populares, Marea considera decepcionantes las inversiones previstas; el PSOE acusa al Gobierno de Rajoy de dejar a la ciudad en lista de espera y el BNG le advierte de que paraliza su desarrollo.

Este castigo presupuestario del Gobierno es un agravio injustificable teniendo en cuenta que el área coruñesa es el principal granero recaudador de Hacienda en Galicia. El esfuerzo impositivo que soportan los coruñeses no tiene sin embargo retorno en las inversiones del Gobierno, que da la espalda injustamente al área que alberga el motor económico de Galicia.

Los presupuestos del Estado son precisamente una de las principales herramientas para pisar el acelerador del desarrollo económico. En A Coruña, sin embargo, el Gobierno parece haber optado este año por todo lo contrario con este discriminador reparto de inversiones.