Los programas fijados por el Estado en sus presupuestos generales se limitan, casi fielmente, a cumplir con las sugerencias de los prebostes de las distintas comunidades autónomas. Por esta circunstancia nos permitimos recordar a nuestro alcalde lo que hemos repetido en este espacio: cualquier iniciativa que presente tropezará con algún pretexto de la Xunta, envuelto en té y simpatía si es preciso, para neutralizarla. En política, es una regla no escrita anular, desvirtuar o descartar proyectos, que respondan incluso al interés de la ciudadanía, si no corresponden a iniciativas de los gobiernos estatal o autonómico. En lugar de quejarse, Don Xulio debe hacer memoria y recordar que apenas aterrizó en La Moncloa Zapatero, derogó el Plan Hidrológico Nacional (lo sustituyó por unas desaladoras), la Ley de Educación (aún no se había estrenado) y el Plan Galicia. Entonces gobernaban al alimón Galicia Touriño y Quintana, que nos hablaban de "sentido de país". Poco después, tomó tierra en Alvedro la ministra de Obras Públicas, la recordada Doña Magdalena, y en tono castizo mostró cómo los socialistas son maestros en esparcir dudas sobre el paisaje. El bipartito autonómico, en tanto, se afanaba en transformar historicismos cambiantes en hechos históricos. Ahora, con la entrada en el juego político de los populismos, más interesados en la eliminación política del adversario que de su superación, hemos pasado del "sentido de país" al ego aldeano. Aconsejamos a D. Xulio la saludable misión de armarse de paciencia y esperar otra boleada política. Los alcaldes que no concuerdan con los mandamases autonómicos o estatales tienen muy difícil romper el fórceps de hierro, máxime si su alcancía es tan leve como huérfana en realidades. Ante situaciones tan pintorescas, los futuros munícipes, antes de presentar sus candidaturas deberían pedir perdón porque no saben lo que hacen.

Otrosí digo

La peña Taurina de La Coruña, que ahora acoge el Casino (Sporting Club), ha editado un magnífico librito, a todo color, con motivo del 69º aniversario de su fundación. En la publicación se evocan numerosos pasajes de la historia taurina de nuestra ciudad con fotografías y artículos excelentes, entre otros de Vargas Llosa. A modo de prólogo, se evoca la figura de Luis Mariñas, contumaz defensor del arte taurino. En la portada de La Coruña y los toros, ilustrada con un aspecto de la desaparecida plaza de toros coruñesa en día de fiesta, se recoge una frase de Unamuno en la que define a la tauromaquia como "el arte que más prepara el alma para la contemplación de las grandes verdades".