En mis últimos artículos sobre el cooperativismo, publicados por La OPINIÓN, muchos de sus lectores habrán considerado los mismos como algo trasnochado y sin sentido en los tiempos que corren. Soy muy respetuoso con esas opiniones, pero déjenme decirles a esas personas que así piensan, que hoy día, si queremos salir de esta crisis en la que nos han metido los que con toda seguridad rechazan el modelo social y económico que representa el movimiento cooperativo, desde su creación como tal en el pueblo de Rochdale en Inglaterra, una de las formas, en mi modesta opinión, será por medio de la constitución de cooperativas y formando a las personas que las integren en los principios tan elementales y básicos, como son: la democracia y la ayuda mutua entre los socios y entres estos y la propia sociedad en la que realiza su actividad la propia cooperativa.

Precisamente, y como podemos comprobar, todo lo opuesto a la forma y manera de entender el desarrollo económico en la sociedad actual, que se basa fundamentalmente, salvo excepciones, en el egoísmo, el autoritarismo y la avaricia.

La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó en su resolución 47/90, de 16 de diciembre de 1992, como día Internacional de las Cooperativas, el primer sábado de julio de cada año, a partir de 1995, y ello fue así porque ese día y de ese año se cumplía el centenario de la creación de la Alianza Cooperativa Internacional.

En todos los países del mundo que pertenecen a la ACI, actualmente 94 que representan a 1.000 millones de personas, se celebra con multitud de actos en los que participan las cooperativas de ese país en concreto, así como otras que son invitadas para que aporten fundamentalmente su experiencia y logros conseguidos. Se prodigan las conferencias y mesas redondas con ilustres y expertos conocedores del sistema cooperativo y todo ello va acompañado con una buena campaña previa de publicidad y charlas-coloquio en los centros educativos y organizaciones empresariales y sindicales, así como en los respectivos Colegios de Abogados y Graduados Sociales o su equivalente en ese país concretamente.

Lo que he pretendido en estos artículos, era de alguna manera despertar la inquietud a la propia Administración pública, local, autonómica y nacional, para que cumplan con lo establecido en el artículo 128.2 de la Constitución Española, que dice: "Los poderes públicos promoverán con eficacia las diversas formas de participación en la empresa y fomentarán mediante una legislación adecuada, las sociedades cooperativas". Considero que no sería tanto pedir a nuestra Administración, que el día 1 de julio de este año, que viene a coincidir con el Día Internacional de las Cooperativas, le dedique un mínimo de atención, a fomentar el cooperativismo, tanto como empresa como la importancia de que las mismas se agrupen dentro de la misma clase de cooperativas, en Uniones y Federaciones, consiguiendo de esta manera crear un movimiento cooperativo fuerte, con el que podremos conseguir generar miles de puestos de trabajo que no sean precarios y con los que se pueda vivir de una manera digna, además de beneficiarse el resto de la sociedad con los fondos que está obligada a dotar para obras sociales de la comunidad.