En septiembre de 2014, se celebró una pachanga de fútbol sala, entre agentes de la Guardia Civil y vecinos de la localidad de Verín.

En el transcurso del partidillo, se producen una serie de rififirrafes entre el agente y un sargento, con frases como estas por parte del agente: "Payaso, subnormal", "que le rompan las piernas". Los únicos testigos que presentó el sargento, fueron dos suboficiales, que no estuvieron en el lugar de los hechos, pero que dicen: "Que los insultos que ocasionaron la denuncia, son los que se dicen que fueron, porque así se los contaron". En base a estos hechos, el agente fue sancionado por insubordinación con cinco días sin sueldo. El agente denunció el posible falso testimonio de los dos suboficiales, pero el togado ha incoado diligencias contra él por insulto. La Unión de Guardias Civiles, por medio de su portavoz Ramón Rodríguez, ha anunciado que irá hasta el final, a instancias europeas si hiciese falta.

El juicio se celebró el pasado día 3 de mayo ante el Tribunal Militar de A Coruña, y el 29 de mayo, se conoció la sentencia, y pese a que los testigos declararon que no escucharon nada y que lo ocurrido era lo propio entre dos personas en un partido de fútbol, la sentencia del Tribunal Militar condena al agente a cuatro meses de prisión, que implica su ingreso en la cárcel madrileña de Alcalá Meco y el cumplimiento integro de la pena.

Hasta aquí un resumen de la noticia aparecida en distintos medios de comunicación. Cuando terminé de leerla me quedé durante un buen rato sin saber que hacer, atónito, desconcertado, no podía creerme que estaba en un país llamado España, después de tantos años de democracia y con una Constitución a la que todos debemos adaptar nuestros comportamientos, y que lo primero que me viene a la mente, es el tan mencionado artículo 14 de la misma, que dice: "Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación ninguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquiera otra condición o circunstancia personal o social". ¿Cuántas cárceles necesitaríamos en nuestro país, si toda aquella persona que dijese en una pachanga de fútbol sala a otra semejantes insultos, tuviese que ir a la cárcel?, y a mayores, ¿cómo se puede condenar en vía penal a alguien por algo que ningún testigo presencial corroboró que tales palabras fuesen pronunciadas?

En nuestro nuevo Código Penal Militar, Ley 14/2015 de 14 de octubre: "limita su aplicación a la Guardia Civil y alumnos del Instituto, para aquellos supuestos de conflicto armado, estado de sitio, misiones de carácter militar?" , y se aplicará de forma supletoria las normas contenidas en nuestro Código Penal común.

Como no podía creerme que tales cosas ocurriesen, y más bien me parecía que estaba soñando o me había aducido algún ser extraño, trasladándome al pasado sin yo ser consciente de ello, me fui al Código Penal Militar, y en sus artículos 42-43, se regula el delito de "insulto a un superior", pero se penaliza cuando este insulto, amenaza, coacción, injuria, sea "GRAVE, y ante una concurrencia de personas?", y ésta si se daba, porque había un grupo de compañeros y vecinos sobre el terreno de juego, pero era porque coincidían ¡para jugar una pachanga de fútbol!, no para escuchar lo que decía uno u otro jugador sobre cualquiera de los otros compañeros del equipo contrario.

¿Cuántos años tendrán que transcurrir para que el sentido común se incruste en nuestro cerebro, y por tanto en nuestra forma y manera de comportarnos en una sociedad del siglo XXI? Si no lo leo y me pellizco, no me puedo creer lo que he leído sobre el agente de la Guardia Civil. Entre la corrupción y esta manera de aplicar la Justicia, no se como nos admiten en Europa.