A medida que avanza hacia la recta final la legislatura, aumentan los decibelios en el hemiciclo municipal como si se tratase de la interpretación del Bolero de Ravel. De un lado los populares, en su vigilia ante la instalación de Defensa tomada por los okupas y, de otro, las secuelas del triunfo sanchista en la formación socialista local, en la que emerge Yoya Neira, figura de siempre del aparato partidario y sacrificada comodín, de desigual fortuna en las listas electorales, pero siempre rescatada para cualquier acomodo profesional. El BNG se encuentra más plácido y mejor encajado en su actual formato; más pendiente del argumento que del gesto. La tolerancia de los okupas, ante la permisividad municipal, es un síndrome del populismo en la pertinaz repetición de su homilía condescendiente. Cualquier atropello, y la ocupación de locales ajenos lo es, no debe ser interpretado con ese relativismo que tanto utilizan algunos radicales. La confusión entre lo humanitario y lo legal no es una prueba de conocimiento sino de ignorancia. El gobierno de una ciudad no es de ideologías, es de prioridades y debe eludir cualquier apriorismo antagónico a la hora de revisar expedientes anteriores. No conviene incurrir en malabarismos electoralistas, como hicieron Paco Vázquez, con las maquetas que anunciaban mejoras que no se podían acometer, o con los enunciados de "Ciudad Inditex" del Bipartito o "Ciudad Smart" de Negreira. Ahora, el concejal Alberto Lema, acaba de encajar a La Coruña como "Ciudad Multiexperiencial", vocablo inexistente en el diccionario de la Real Academia Española. Tal ocurrencia lexicográfica nos trae a la memoria una reunión en la que el médico galleguista, Álvaro Paradela, celebraba con sindicalistas rurales. Ante un disparate verbal advirtió: "Señor, eso es un galicismo". Su interlocutor le respondió: "¡Qué más da! Estamos entre gallegos".

Otrosí digo

El titular de la Xunta, al calificar de "mala noticia para Galicia" la crisis del Banco Popular, pide a sus nuevos poseedores "sensibilidad con los empleados". Los Bancos, Sr. presidente, se rigen por la cuenta de Resultados.