La rebeldía hipnótica del populismo evaporó en el Congreso el disimulo y puso de relieve cómo el paisaje efímero ya no es posible pactarlo con el tiempo. La hiperdinámica de Podemos pretende diluirse cuanto antes en un ágora constituyente, como si considerase a la Constitución una bacteria resistente. Los alcaldes "del cambio" (Ferrol, Santiago y La Coruña) tuvieron, seguramente a su pesar, un protagonismo inesperado en los testimonios gráficos divulgados de la moción de censura, víctimas del tedio que les embargó la extensa vulgata podemita envuelta en esa glotonería de frases huecas y estadísticas aventuradas, más atenta (la vulgata) a la dieta que a la realidad. Nuestros alcaldes pecaron de novicios en su aparición en las tribunas del Congreso, sin tener en cuenta que son la marca que representa a sus ciudades, no solo a la ficción política que encabezan. Las formas, recalcamos, son el fondo de su propia superficie. Como suele decirse popularmente, a veces te tratan según te ven. Nuestro alcalde es un impenitente viajero. Nos lo habían anunciado en la Universidad coruñesa y parece haberse confirmado. Además de sus periplos internacionales, acude con frecuencia a Barcelona para aunar políticas de participación, últimamente a encuentros de "ciudades sin miedo", también a rubricar el Manifiesto del Derecho a la Movilidad, al parecer inédito, como el Plan Estratégico de Turismo, etc. Ahora le han montado un mantra sin sentido sobre el uso del automóvil oficial, al que inicialmente había rehusado. Recordamos que hubo un regidor que utilizaba un taxi, siempre el mismo taxi, y un bloqueiro, durante el Bipartito, que destrozó tabiques en el Palacio Municipal para darle más amplitud al despacho heredado. Ítem más pidió y le fue concedido un vehículo de alta gama para vestir el cargo. El coche oficial debe ser utilizado apropiadamente por el alcalde, abandonando esa alferecía en la que se cuestiona el deber y la virtud.

Otrosí digo

Los ayuntamientos "del cambio", como modelos de gestión, han sido elogiados por el líder podemita en la moción de censura de Rajoy. Debiera documentarse mejor o leer los informes de Cáritas Interparroquial y los numerosos casos de asistencia social de los que se hace cargo, entre los que destacan las ayudas a los inmigrantes venezolanos, hace tiempo desposeídos de sus pensiones.