Bajo el título En aquella Coruña, Emilio Quesada, abogado y periodista, ha recogido, con singular estilo y amenidad, evocaciones de interés humano de la vida coruñesa y las traslada al lector con una complicidad amistosa sin rincones ni esquinas. En aquella Coruña, es una obra escrita con fibra eminentemente periodística, grata de leer y posiblemente de escribir, aderezada con gotas de humor y líneas dispersas de la hidalguía coruñesa. Quesada no esconde su formación jurídica y, por supuesto, el oficio adquirido en su extenso y polifacético recorrido profesional como periodista. Redactor jefe de Deportes, articulista, editorialista y muchas veces vulgarizador de inextricables dictámenes forenses, para mejor conocimiento del lector. En su poliédrica actividad periodística, Quesada siempre dejó la impronta de la ponderación y la evidencia de que la palabra culta es un espejo de conducta. En el nutrido índice onomástico de En aquella Coruña queda el protagonismo y las vivencias directas del autor y su amplia relación social. Resulta ejemplar el cuidadoso respeto que preside las referencias a personajes populares de la época, personajes capaces de cualquier ocurrencia, incluso de decirlas. Este sensible capítulo, al contrastarlo con las exigencias de hoy, nos pone ante la parábola que describe el ser humano. En aquella Coruña se despliega en el escenario de la abovedada hospitalidad y el cosmopolitismo de nuestra ciudad, sus cenáculos literarios y costumbristas, siempre con la mirada al otro lado del Atlántico: en suma, el latir de una época cuya evocación es de gran utilidad para el conocimiento de La Coruña. Nuestra ciudad se recuerda a sí misma en la obra de Quesada, sobre todo es la añoranza que se tiene de ella en la lejanía.

Otrosí digo

Tuve el honor de ser becario de Emilio Quesada y compartir con él largas horas de redacción en un quehacer enraizado en la disciplina y en la amistad, en el saber, en la búsqueda de la verdad, subrayando el pensamiento aristotélico de que la amistad es la más necesaria de los resortes humanos. Este reencuentro con un maestro del periodismo y hombre de bien, revive añoranzas cuando los enemigos de la libertad se sirven de ella para liquidarla. Los periodistas también deben hacer autocrítica para evitar que la disimulación de la verdad, que tratan de imponernos desde tantas esferas, sea moneda en curso.