El titular de la Xunta continúa su lucha por la AP-9, pero no encuentra receptividad en el Gobierno central. Hay quien cree que su estrella se difumina, como suele ocurrir cuando se barajan nombres de aspirantes a la Moncloa. Feijóo sabe, desde hace años, que el sucesor de Rajoy es Rajoy. Se dice en las proximidades presidenciales que Feijóo "tiene ambición, no predisposición".

En el tema de la AP-9, el titular de la Xunta ha perdido predicamento ante el Ministerio de Fomento, departamento ante el cual no hizo gestión alguna para resolver un tema de seguridad, como es dotar al aeropuerto coruñés de un sistema adecuado de ayudas a la navegación. La última titular de Fomento, Ana Pastor, nunca se ocupó de Alvedro y nos dejó como recuerdo el puerto exterior sin ferrocarril. Todos los citados han confirmado la idea de que el que no tiene voluntad de enterarse de los temas, ni curiosidad en hacerlo, se queda en la superficie.

El PSG navega pendiente de su congreso para poner fin al panfilismo de tanta indolencia. En la organización, el feminario es revolero. Ahí tenemos a Pilar Cancela, Beatriz Sestayo, Carmela Silva, Yoya Neira, etc., frente a caballeros canónigos como Leiceaga, don Abel y don Gonzalo y don Valentín, alcalde de As Pontes y presidente de la Diputación de La Coruña. Don Valentín está ansioso en su recorrido político.

Después de marchar sobre Santiago, con una flota de camiones-tolva, para reivindicar problemas " do ensino" en su municipio, ha repetido el vodevil, pero sin volquetes, en La Coruña, conduciendo a sus vecinos hasta los Nuevos Ministerios, o sea, a ninguna parte; en lugar de dirigirlos a Riazor, en cuya playa-abanico revolotean nuestras faldicortas nereidas, de ombligo tatuado y porvenires pectorales que emocionan el asfalto. Las marchas políticas, sin rumbo cierto, son ficciones de quienes viven todavía en la ficción de la profundidad.

Otrosí digo

Don Valentín ha declarado que encontró la Diputación coruñesa devaluada. Salvo cuatro años de Augusto Lendoiro en la presidencia, el resto de los últimos años estuvo ocupada por el señor Fernández Moreda, correligionario de don Valentín.