Nuestra ciudad, según confirma el PET, mantiene en su pertinente actividad gastronómica uno de sus atractivos turísticos porque mantiene las excelencias de la cocina gallega, que no agota su fantasía en lo "enxebre" y no suele admitir exotismos folclóricos. La Coruña tiene el orgullo de exhibir la faceta burguesa y hasta eclesial del maestro Picadillo. Los placeres de la buena mesa resumen aquí el optimismo y el amor a la vida en sus dulces bienes. En nuestra ciudad operan los sueños y los deseos de sus vecinos: si son bien encauzados, son los vectores que configuran la vida y las costumbres de la realidad cotidiana. Por si son de alguna utilidad a los responsables del Plan de Turismo, les sugerimos que se aproveche el poderoso famoseo, que se da cita en esta capital con motivo del concurso de Saltos de Casas Novas, certamen de rango internacional que suscita relaciones de sociabilidad con el cosmopolitismo local y suele otorgar a las arcas locales sustanciales dividendos. Alrededor de esta competición hípica, el Ayuntamiento debiera promover actividades culturales y dar más presencia a la Orquesta Sinfónica de Galicia, uno de los valores más renombrados de nuestra región de prestigio internacional muy acreditado. El exministro de Cultura del Gobierno de Zapatero, coruñés y socialista significado, César Antonio Molina, sugirió hace algún tiempo la instalación de un Museo del Mar en el que tuvieran cabida los millares de expedientes de los naufragios acaecidos en nuestras costas. Sería un museo único en el mundo y contaría con las aportaciones de la Unión Europea y el gobierno central. Su ubicación podría ser la antigua Prisión Provincial, próxima a la Torre de Hércules y al Aquarium, aunque los "progresadores" en su política de piñón fijo parecen reservar el antiguo edificio como reducto de la memoria histórica. Sobre este asunto, el propio César A. Molina ha publicado hace pocos días un esclarecedor ensayo titulado Trampas de la memoria histórica que convendría lo analizasen los "memoriosos" locales, cuyos casos de sectarismo y arbitrariedades fueron denunciados en su día por el exmiembro de la Comisión municipal y estudioso de la República, Sr. Sánchez Arévalo, en su artículo Pedagogía política y ley de memoria histórica (LA OPINIÓN A CORUÑA 08-09-10) que abandonó la comisión en la que no se había buscado la verdad, argüía, sino el revanchismo. Si el poeta sentenció "de todas las memorias solo vale el don preclaro de la verdad", añadimos que la memoria, sin adjetivos, es la cortesía de la inteligencia.

Otrosí digo

En tiempos de Fraga se pretendió establecer un Museo de la Emigración en Buenos Aires. No se pudo llevar a efecto por la oposición de la colectividad gallega, a la que estremecía comprobar testimonios de los sacrificios y penurias soportados por sus antecesores.