En aquella conversación brotaban las habituales críticas al actual equipo municipal coruñés cuando surgió la voz tajante de Teresa en plena reunión: -¡Alto ahí! Que a mí me han solucionado el problema de las gaviotas. Y siguió una explicación rica en detalles que aquí resumo. Ocurría que en el tejado de uralita de la nave comercial que usan, advertían golpeteos, a veces contundentes, causados por las gaviotas; además una de las empleadas dijo que se oía el "pío, pío" de algún nido, y ello motivó, temiendo que las peleas entre las aves y la crianza fueran a más, que avisarán al equipo municipal de lucha contra las gaviotas. Al principio hubo largas, pero en cuarenta y ocho horas se presentaron los gavioteros -así los llamó Teresa, me hizo gracias y lo anoté- y, nunca mejor dicho, solucionaron el problema retirando el nido en que criaban y limpiando el tejado de plumas y demás inmundicias. -Esto sí funciona en el Ayuntamiento, comenté a un amigo como reconocimiento de que no todo son deficiencias con los actuales munícipes, y éste con mucha delicadeza me hizo notar que ese servicio de gavioteros -seguro que tiene un nombre oficial más exacto- ya funcionaba muy bien con el anterior consistorio. Queda dicho.