En la reciente visita del ministro de Fomento, Sr. De la Serna, a Galicia, los temas de su departamento que acucian a La Coruña estuvieron ausentes, ni tampoco el titular de la Xunta, dominado por el hábito levítico y los delirios de acantonamiento que le rodean, los ha planteado. Como comentaría el indecible Zapatero, "la visita tuvo una positiva ausencia de realidades concretas". En el protocolo se hicieron notar las ausencias del alcalde de Santiago y la del presidente de la Diputación, al que afectaba la inauguración de la carretera Mellid-Palas de Rey. El viaje del ministro de Fomento estuvo precedido por el estrambote de la mansedumbre mediática, reiterativa en secundar la presión de Feijóo, con el objeto de lograr el traspaso de la AP-9. De la Serna recurrió al comodín de evitar "tensiones territoriales" para zanjar el asunto utilizando un lenguaje preciso y buido incontestable. Tampoco rehuyó cuestiones de fondo, incluso sin necesidad de exhibir su competencia y capacidad para tomar decisiones. Dejó en Santiago 5,5 millones de euros para la rotonda de Conxo y el proyecto del enlace orbital de Compostela. La llegada del AVE será para 2020 y se agilizarán los trámites para dar el nombre de Rosalía de Castro al aeropuerto de Lavacolla. De mejorar el trazado ferroviario La Coruña-Ferrol o de dotar al aeropuerto de Alvedro de un sistema completo de ayudas a la navegación, ni referencias y ¿qué decir? de buscar fórmulas para eludir la ruta Vigo-Santiago-Madrid, prevista para la alta velocidad. A Feijóo no le salieron las cuentas. El ministro, ingeniero, es hombre de números y de geometría, conocimientos que Platón exigía como indispensables para ingresar en su Academia.

Otrosí digo

No cesan los quejidos gallegos desde Venezuela, donde nuestra colectividad vive la más dramática fatalidad de la emigración. Su vida actual es angustiosa porque la seguridad personal no existe. El gobierno de Maduro ha conculcado el Derecho y exhibe pulsiones violentas para someter al pueblo. Ya no puede pagar adhesiones con hidrocarburos y la economía alcanza el mayor índice de inflación mundial, 720,55 por ciento. Su "gurú" es "el Jesucristo de la Economía", como llama Maduro al podemita español Alfredo Serrano. La actitud silente o exculpatoria de Podemos y de sus "politólogos" que ejercieron el "chavismo" es elocuente, cuando se presentan como adalides de la democracia.