El crecimiento en cifras de viajeros que registra el aeropuerto coruñés desde 2015, cuando recuperó el millón de pasajeros perdido durante los años más duros de la crisis económica, y los excelentes datos en lo que va de este 2017, reforzados por el verano turístico de récord en A Coruña, se ve ensombrecido por la sangría de vuelos desviados por la niebla.

El despegue de Alvedro se produce paradójicamente a pesar de la pérdida de decenas de miles de pasajeros en estos dos últimos años por no tener en la cabecera sur un sistema de navegación adecuado que permita un aterrizaje seguro en días de mal tiempo, una carencia que Fomento prometió subsanar en la primavera del año pasado y de la que nada se sabe año y medio después.

El aeropuerto coruñés perdió 1.500 pasajeros en solo tres días de la última semana de agosto por la falta de ese sistema de ayudas técnicas al aterrizaje en condiciones meteorológicas adversas, que hubiese evitado los seis desvíos que se produjeron a Santiago en esos días de niebla.

El problema se deriva del procedimiento seguido para la ampliación de la pista de aterrizaje, que obligó a que el objetivo de aumentarla en 400 metros se recortase finalmente en 150 por medidas de seguridad. Idéntica adversidad se planteó en el aeropuerto de Asturias, donde la presión del Gobierno autonómico vecino, que planteó un recurso en la Audiencia Nacional, obligó a AENA a rectificar y decantarse por otra alternativa que permitió mantener la longitud máxima de la pista de aterrizaje sin conculcar las medidas de seguridad.

En Alvedro, el Gobierno optó por una alternativa más barata, consistente en mantener el aumento de la pista en solo 250 metros, tras descontar los 150 de seguridad, con la promesa de instalar un sistema de apoyo a los pilotos con coordenadas vía satélite. El primer avión despegó de la nueva pista en junio de 2015 con el sistema de navegación aún pendiente de instalar por AENA.

Los meses fueron pasando sin que el sistema llegase y no fue hasta marzo de 2016, hace ahora año y medio después, tras un duro invierno en el que se llegaron a perder en Alvedro hasta cerca de dos mil pasajeros en un solo día, cuando Fomento anunció que se encargaba a la entidad Enaire y que preveía su entrada en funcionamiento en apenas unas semanas tras realizar algunos vuelos de prueba.

Desde entonces, nada se ha vuelto a saber del asunto. Y los desvíos de vuelos de Alvedro a Lavacolla siguen produciéndose con nefasta rutina cada vez que la meteorología se tuerce. Durante meses, se achacó este abandono a la provisionalidad del Gobierno, pero tras la repetición de las elecciones generales y la investidura de Rajoy en octubre pasado, todo siguió igual. Este último invierno se volvieron a perder miles de pasajeros por los desvíos y sólo en los últimos quince días se han visto afectados casi 2.000 viajeros. Sin embargo, en Fomento hay un mutismo absoluto sobre el futuro del nuevo sistema de aterrizaje.

La inoperatividad por mal tiempo afecta doblemente al aeropuerto coruñés, ya que cuando una aeronave no puede tomar tierra en A Coruña se frustra también la salida del avión hacia otro destino. Este riesgo coloca a Alvedro en la lista negra de las compañías aéreas, que en ocasiones, para evitar malograr dos vuelos en una sola operación, envían al aeropuerto coruñés un avión vacío desde otra ciudad, lo que reduce la rentabilidad de la conexión y dificulta las negociaciones para dotar a Alvedro de nuevas rutas.

El Gobierno local coruñés, que ha invertido 1,5 millones en el nuevo convenio Vueling firmado esta semana para mantener los enlaces con Londres, Valencia, Canarias, Sevilla y Tenerife y añadir dos conexiones semanales con Mallorca a partir de abril, urge a Fomento que instale el sistema anunciado en la primavera de 2016 que permitiría aterrizar en días de mal tiempo. Una reclamación compartida también por el comité de empresa de Alvedro y la plataforma ciudadana Vuela Más Alto.

El abandono de Fomento resulta incomprensible, toda vez que el sistema que se reclama es mucho más sencillo y económico que los instalados en otros aeropuertos. Cuando se anunció su fallida puesta en marcha hace año y medio, AENA afirmó que solo estaba pendiente de unos vuelos de prueba que nunca se realizaron.

Alvedro ha demostrado desde entonces su rentabilidad como terminal aérea con un continuado crecimiento de pasajeros. Una hoja de ruta de progreso que contrasta con la desidia del Ministerio.

La incertidumbre que genera a los pasajeros no saber si acabarán aterrizando en A Coruña en días de mal tiempo es uno de los mayores hándicaps para el aeropuerto, según reiteradas valoraciones del mundo empresarial. Lo que realmente sale caro, es que te desvíen de aeropuerto, argumentan.

No es de recibo que A Coruña, el área metropolitana que alberga el principal motor económico de Galicia, vea comprometido el futuro de su aeropuerto por carecer de un sencillo sistema de ayuda al aterrizaje que evite la sangría del reiterado desvío de vuelos por mal tiempo.