El presidente de Puertos del Estado, José Llorca, vuelve este mes a la ciudad tras largos meses de paréntesis para retomar con el Concello y la Autoridad Portuaria coruñesa las negociaciones de uno de los asuntos de mayor trascendencia en el futuro inmediato de A Coruña.

La decisión sobre la titularidad pública y el uso que se dé a los muelles urbanos tras el traslado de buena parte de la actividad portuaria a Langosteira junto con La Solana y el hotel Finisterre, así como la exploración de fórmulas que faciliten el pago de la colosal deuda del Puerto por la construcción de la dársena exterior son los principales asuntos que se abordarán en esta esperada cumbre el próximo día 24 en María Pita.

El encuentro, que llega tras varios aplazamientos, se produce nueve meses después de la anterior visita de Llorca, tras la suspensión de la subasta de la parcela de La Solana y el hotel Finisterre y el inicio de la tramitación de un cambio en el plan general que garantice el complejo deportivo como suelo público. Fue entonces cuando las tres instituciones acordaron volver a citarse en A Coruña para decidir el futuro de los muelles interiores y la forma de asumir la deuda del Puerto coruñés por la construcción de la dársena de punta Langosteira.

Tras meses de dilación por parte de Puertos del Estado, entre otras razones por la huelga nacional de estibadores que tardó meses en solucionarse, habrá que esperar a la reunión del próximo día 24 para conocer qué progresos han experimentado los contactos informales en este periodo al margen de los encuentros públicos y qué posturas mantendrán ahora los interlocutores en un escenario que se ha visto condicionado por nuevos factores.

Uno de ellos, la decisión definitiva sobre la subasta de los terrenos de La Solana y el hotel Finisterre tras agotar un periodo de seis meses a partir de su paralización en febrero. Otro, la unanimidad de los grupos políticos en el Concello y el Parlamento gallego en los últimos meses al exigir compromiso al Estado para que consigne financiación para el enlace ferroviario a Langosteira y asuma parte de la deuda del Puerto.

La visita de José Llorca para abordar en persona el futuro del litoral urbano coruñés se espera con cierta impaciencia a raíz del encuentro de enero en el que se sentaron vagamente las bases para conseguir compatibilizar intereses: por un lado el del Concello de alcanzar la gestión pública de los muelles para uso ciudadano cuando se traslade toda la actividad a la dársena exterior y por otro el de las entidades portuarias de generar recursos con los que hacer frente a la deuda acumulada de trescientos millones por Langosteira.

En estos meses de impasse, se han dado sin embargo pasos en la ciudad para avanzar en posibles soluciones. En marzo, poco después de que el consejo de administración del Puerto aprobase suspender durante seis meses la subasta de La Solana y el Finisterre que desde finales del año pasado había promovido sin comunicárselo al Concello, el Concello inició los trámites urbanísticos para que la parcela del complejo deportivo vuelva a ser suelo dotacional público.

La medida fue respaldada por una manifestación convocada por la plataforma ciudadana En Defensa do Común que movilizó a miles de coruñeses.

El Concello, que reclama una solución global que incluya los muelles de San Diego, Batería y Calvo Sotelo y La Solana y el Finisterre, ha impulsado la creación de un consorcio en el que el Estado, la Xunta, que ya ha aceptado, y el Concello busquen soluciones consensuadas sobre la transformación del borde litoral.

Llorca se va a encontrar, así pues, un escenario distinto al de la reunión de enero. En estos meses se ha abierto camino una postura, avalada por los unánimes pronunciamientos del pleno municipal coruñés y el Parlamento gallego, en el que se reclama una solución a la millonaria deuda del Puerto que no hipoteque los intereses de la ciudad en la transformación de los muelles. Y esto pasaría por un mayor compromiso del Estado en el desahogo financiero de la Autoridad Portuaria coruñesa.

En primer lugar, con la asunción del coste de la conexión ferroviaria a Langosteira, como Puertos del Estado ha hecho con otras dársenas españolas. Y con una quita de la deuda de más de doscientos millones que el Puerto coruñés arrastra por la construcción del puerto exterior.