Como la mayoría de los alcaldes, el coruñés considera que las inversiones de la Xunta son escasas para las necesidades legítimas de nuestra ciudad, especialmente cuando se han destinado 6,2 millones para los accesos a la Ciudad de la Cultura y la morterada enterrada en el Monte do Gozo, a cuya licitación no concurrió ninguna empresa. La gestión del Gobierno local sigue embotada por la obstinación latente en paralizar proyectos ajenos. Ahí está el enredo del titulado Proyecto Cárcere de amistades afines o el Centro de Salud y el desolado abandono del Mercado de Santa Lucía, paradigmas de los contenciosos con la Xunta, que el vecindario de la Falperra no justifica los tiquismiquis que impiden paralizar el proyecto. La logomaquia municipal no permite, a simple vista, visualizar la actividad de algunos concejales dispersos en su tarea del servicio al público. Don Xulio encuentra en la perpetuación de los problemas -está en el ADN del populismo- el sustento para mantener la proclividad de convertir al adversario en enemigo. En el capítulo de la Movilidad, la llegada de los autobuses comarcales debe poner sobreaviso a los ediles afectados y abandonar distracciones ideológicas que, a veces, les impiden en llegar a gerundio. Galicia, arrasada por el fuego, ha quedado tiznada, pero esta vez sin repetir el protocolo escénico habitual que habíamos contemplado, a raíz de la catástrofe del Prestige. Solo hubo una manifestación de los "mismos" en Santiago, pero nos hemos liberado de la mascarada de otro Nunca máis. Ya no cuelan las algaradas con el respaldo de los "abajo firmantes" porque, en Galicia, la tolerancia inteligible solo permite sumar sin descanso. Del galleguismo de los prohombres, hemos llegado a un "nacional-populismo", aderezado de nostalgia y de filosofía mediática, más allá del bucolismo. El seguidismo de Cataluña no es un ejemplo. Cambó, político catalán, decía muy ufano, que "ningún pueblo es tan sentimental como el catalán en cuanto le tocan los aranceles".

Otrosí digo

Uno de los puntos negros del Sergas en La Coruña (capital) es el servicio telefónico automatizado del Centro de Salud de San José, cuya respuesta a través de un contestador no cubre las expectativas, ni permite al paciente obtener la información que requiere. Vuelvan al servicio telefónico anterior. Si no están convencidos, prueben a marcar el 981 227 080 y escuchen a la máquina respondona ofreciéndole números perdidos.