Donde hay que se note. Algo así debe de pensar Google, que ya proyecta su ciudad inteligente, al rebufo del Apple Park construido en Palo Alto para dar cobijo a más de 12.000 empleados. Las grandes empresas tecnológicas matan así dos pájaros de un tiro con la construcción de estas ciudades. Por un lado, centralizan el hogar y la oficina de sus empleados y, por otro, enseñan todo su potencial al mundo en una campaña de marketing que, por supuesto, tiene en cuenta a la comunidad ecofriendly.

El barrio de Google, bautizado como Quayside, se instalará en Toronto, a la orilla del lago Ontario. De momento sólo está sobre los planos, pero ya se perfila como la ciudad "del siglo XXI". Sidewalk Labs, una de las compañías de Alphabet (matriz de Google), es la encargada de poner en marcha este proyecto, para el que desembolsará, de mano, 50 millones de dólares. El nuevo barrio tiene una superficie de 3,2 kilómetros cuadrados y albergará a los más de mil trabajadores que Google tiene en Canadá. Al nuevo hogar de los trabajadores del gigante tecnológico no le faltará internet en los lugares públicos y prestará especial atención al medio ambiente. Reducir la emisión de gases de efecto invernadero, el consumo de agua potable y la generación de basuras son algunos de los objetivos de la ciudad ecofriendly de Google. Según Sidewalk, se puede ahorrar hasta un 65% de agua y reducir las emisiones de gas un 73%. En cuanto a lo tecnológico, además de barra libre de wifi, la comunidad de Google fomentará el uso de coches eléctricos y se incluirán medidores que alerten al vecindario de los niveles de ruido o monóxido de carbono.

Amazon también se muda. La compañía de comercio electrónico quiere establecer oficinas fuera de Seattle, donde tiene su sede central. El destino aún no está decidido pero sí hay una cosa clara: Amazon creará su ciudad inteligente donde le ofrezcan mayores ventajas fiscales. La compañía acepta peticiones de las grandes urbes de Estados Unidos y Canadá y ya anuncia que invertirá 5.000 millones de dólares en las nuevas oficinas y creará 50.000 empleos de administración, puestos de ejecutivos y dirección. Con los datos y los euros sobre la mesa a las empresas tecnológicas se les abren las puertas de las ciudades más importantes del mundo. Ningún municipio renuncia a lo que ofrecen: elevados impuestos derivados de su actividad y miles de empleados con dinero instalados en el barrio.

Tan suculento es el asunto que si hay que derruir la sede de Hewlett Packard (HP) para construir la nave circular de Apple en Silicon Valley se hace. Y se hizo. En las nuevas oficinas de la compañía de la manzana ya se proyectan los futuros hitos de Apple. Sin embargo, en el presente, los de Cupertino tienen problemas en la cadena de producción de su nuevo iPhone X por lo sofisticado del modelo. Su lanzamiento se ha retrasado a noviembre y llegarán a la cita con pocas unidades para su alta demanda. La puesta de largo del modelo más premium de Apple no pinta bien.