El 12 de mayo del 2016 publiqué -¡cómo pasa el tiempo!- un minuto titulado Dos esmeraldas idealizando los dos nuevos lagos con que se había enriquecido Galicia, tras los rellenos de agua de los tremendos huecos excavados por las minas de lignito ya abandonadas de As Pontes y Meirama. Me habían hablado de las playas que allí se hicieron para bienestar de los vecinos, y un día me aventuré para visitar los lagos. Ya entonces no escatimé elogios a lo logrado, y las circunstancias actuales, la tremenda sequía que padecemos, me brinda una nueva ocasión, ¡que ni pintada!, de aplaudir la oportunidad de lo hecho, especialmente en Meirama, porque esa enorme reserva acuífera gracias al río Barcés y otros torrentes que allí volcaron sus caudales durante años pueden ahora aliviar, pues están en su cabecera, la escasez de agua que padece el embalse de Cecebre, principal suministrador de agua potable a La Coruña. Dando por sabido que fueron yacimientos de carbón, que por esos suelos rodaron excavadoras y dumpers con sus grasas y aceites, imagino que los técnicos que respaldaron el relleno de agua tomarían todas las medidas para su total salubridad, y por ello opino que podemos felicitarnos con esa venturosa reserva de agua potable.