Presidente, que da oficina europea esa que pediramos, que nada. O presidente non moveu un músculo da cara, ou só os necesarios para mirar por riba das gafas a quen acababa de asomar a cabeza pola porta.

-Xa, a cousa esa do Medicamento? Non nolo deron, pero que se amolen, que tampouco foi para Barcelona -dixo, facendo un novo gasto facial para debuxar un rictus malévolo, tipo muhahahá!

-Non, non, a Axencia Europea do Medicamento non, o Laboratorio de Control de Bivalvos -dixo o interlocutor, entrando xa de corpo enteiro.

-Si, seino -empezouse a impacientar o presidente ante tanta ineficacia dos seus colaboradores. Este, de quen viría sendo?- Aínda lembro o que dixen no discurso cando o reivindicamos: "Se traballamos unidos, se facemos fincapé na coordinación co Goberno de España e se somos capaces de explicar o que facemos e a nosa experiencia conseguiremos oficializar a nosa candidatura" -rememorou, perdéndose na lírica e na épica do momento-... Para que logo un deses listos que temos na comisión de agricultura do Congreso dixese que non, que nada de pedir o Laboratorio porque "non era momento para localismos".

-Ese mesmo, si señor -asentiu o da porta.

-Pois que lle pasa a ese agora? -xa se mosqueou Feijóo.

-Que resulta que hai sete meses que na Moncloa xa saben que non vai vir, nin a Galicia nin a sitio ningún, porque o van suprimir por falta de presuposto -respondeu o mensaxeiro, encollendo o corpo outra vez tras da porta, como as tartarugas, por un seascaso.

Pouco despois, noutro despacho, a 600 quilómetros, na estrada que vén da Coruña, soa o teléfono interno. Descolgan con desgana.

-Presidente, que le llaman de Galicia, Alberto...

-Dígale que el queso que me mandó, que muy rico, y que ya tomaremos algo cuando vaya por Sanchencho. Y que recuerdos para la familia -responde o interpelado, facendo ademán de colgar para seguir concentrado nos papeis, pero do outro lado parece como que insisten. -Bueno, si solo es un momento para una cosa de nada, pásamelo -di, sen deixar de repasar o Marca.

-Hombre, Alberto, ¿no será nada grave, no?

-No, Mariano, es que, bueno, te acuerdas de aquel Laboratorio de Bivalvos...

-¡Cómo no me voy a acordar, si lo inauguramos juntos!

-No, eso fue otra cosa. Esto lo había reclamado yo, porque de vez en cuando algo tengo que pedir, y esto era a la UE, que si no lo dan, pues no quedamos mal ninguno de los dos, ni yo por pedirlo ni tú por no darlo.

-Ya sé. Nos salió muy bien lo del Medicamento, que le echamos la culpa a lo de Cataluña porque no fue a Barcelona.

-No, este, en cuanto lo reclamamos, ya nos lo denegaron en la Comisión de Agricultura del Congreso, nuestro propio grupo...

-Hazte cargo, si ya es difícil encontrar gente mínimamente espabilada para formar Gobierno, imagínate

para que forme parte de una comisión parlamentaria, y además la de agricultura...

-Esa fue la parte en la que el partido quedó mal, pero en la que quedamos peor es que resulta que antes de que yo empezase la campaña de reclamación, a vosotros ya os habían comunicado que no se iba a ir a ningún lado, que se extinguía.

-Ah. Bueno, ya sabes. Lo habrá apuntado alguien y se habrá traspapelado. Esto es un lío de documentos, ahora mismo estaba despachando unos decisivos. Pero si no lo dan, no va a haber lío por quién lo lleva, ¿no? Hay que superar los localismos, Alberto. ¿Algo más? Vale, pues nada, sigo a lo mío, que la nación no se recupera sola. Y oye, muy rico el queso.