Fracasado el galleguismo renovador de "centro izquierda no dogmático", que encabeza el abogado compostelano Evaristo Nogueira, cuyo antecedente político podría encontrarse en el Partido Galleguista de la II República de personalidades reconocidas como Castelao, Otero Pedrayo, Bóveda, etc., llegamos al BNG de Ana Pontón, sumido entre la ficción y la utopía. En sus postulados habita el silogismo de definir al vernáculo como idioma propio y establecerlo como lengua única. Su reclamo "la lengua no la hablan los pueblos sino el territorio" no ha fructificado como pretexto para inventarse una "nación". Desde la Política Lingüística de la Xunta, existe vía libre para la "normalización" y suelen apoyar cualquier iniciativa en esa línea. Después de propagar "cantar en gallego", "comprar en gallego", "vivir en gallego", "amar en gallego", "números en gallego", etc., los abogados compostelanos al margen de eslóganes han debatido estos días potenciar el uso del vernáculo en el ámbito judicial. Por su parte, la Real Academia Gallega y la Fundación Fenosa abrieron un concurso para elegir la palabra de nuestro idioma regional del año 2017, cuyo plazo de admisión de candidaturas expiró ayer. El bilingüismo prometido por Feijóo es un ungüento que no ha evitado que la política se imponga a la pedagogía. Ahí está el caso reciente de "Ribeira se escribe con v", que avala el Concello (desde 1984 escribe "Riveira"), según un exhaustivo estudio del cronista oficial Carlos García Bayón. Tampoco ha servido el planteamiento del ilustre magistrado, entonces Valedor do Pobo don Benigo López, a la hora de expresar adecuadamente en vernáculo las diferencias jurídicas entre "honra" y "honor" que en lengua gallega se encierra en una sola palabra "honra". Sería una buena noticia, después de asumir que "delito" en idioma regional es " delicto", que los abogados compostelanos encontrasen la solución. Sensu contrario, tendremos que imitar a aquel distinguido coruñés que cuando jarreaba decía " chove" y cuando orballaba decía "llueve".