Queden emitidos los gritos de rigor, puesto que en mi casa viven un perro, una perra y dos gatas; que en las casas de mis hijas y demás familia también hay vida animal. Quede claro, también, que todos son considerados seres vivos en nuestros domicilios desde antes de que la ley pretendiese decirlo y, por lo tanto, se les alimenta, se les vacuna como manda la ley, están incluidos en la póliza de seguros por los daños que pudieren causar a terceros, se les curan las enfermedades y se les proporciona una muerte digna cuando su vida ya no lo es. Evidentemente pueden suponer que todas estas mascotas fueron recogidas en protectoras, en la calle, en fin, que no tenemos ejemplares de pedigrí con los que se pudiere obtener lucro por reproducción. Asimismo, condenamos el maltrato, el comercio y la explotación de los animales.

No lo creo necesario, pero parece pertinente advertir que hemos vacunado a nuestras niñas, por su salud y la de sus prójimos, aunque no sea obligatorio y se ponga en duda su necesidad, que todas han sido escolarizadas en la enseñanza pública, por su bien y pensando en el bien común.

Por todo lo anterior, pueden suponer que me halle un poco descolocado, desubicado cuando me entero de que hay unanimidad en el Congreso, a propuesta de los populares, para modificar no sé cuántas leyes para que las mascotas sean consideradas seres vivos y no cosas. Parece que las afectadas son el Código Civil, la Ley de Enjuiciamiento Civil y -para servidor lo más sorprendente- la Ley Hipotecaria.

Mi capacidad de pasmo no llega a imaginar qué pueda tener que ver la Ley Hipotecaria con mis perros, prefiero no saberlo. Expongo mis otras dudas, que fundamentalmente son las mismas que les pueden haber surgido a ustedes al leer la noticia, se nos encienden luces de alarma pensando en los posibles conflictos familiares, herencias, divorcios, gananciales, régimen de visitas, custodia compartida, puntos de encuentro, derechos de los ascendientes que hayan convivido con los bichos y seguro que los entendidos encontrarán -gracias, vecino, por los comentarios- más problemas que ni me imagino.

Sería de suponer que si el legislador se ocupa de tales asuntos y los resuelve unánimemente, no tiene nada más urgente ni más conflictivo que disponer. Me preocupa por el poder legislativo y, por supuesto, por el funcionamiento de la justicia, -bastante saturada-, ocupándose, ahora también, de la opinión de los canes a la hora de escoger hogar y cuidadores; porque sólo somos eso, los mejores cuidadores si nos comprometemos.

Procuren los poderes públicos que se cumplan leyes ya vigentes como la de dependencia, la que protege a los mayores y a ciudadanos con problemas, tengan o no mascotas. Ya, si eso, también pueden mirar las peticiones de asilo de los seres vivos refugiados, vengan o no con mascotas.