La Encuesta Estructural a Hogares que acaba de hacer pública el Instituto Galego de Estatística (IGE) revela la radiografía más precisa sobre la evolución de la economía familiar en A Coruña.

El estudio sirve de termómetro para medir cómo ha encajado la ciudad la crisis económica y cuáles son las líneas maestras de los cambios que se proyectan hacia el futuro inmediato.

En este sentido, la principal transformación que constata la encuesta del IGE se encuentra en el tipo de acceso a la vivienda, con una creciente brecha en los hogares de alquiler frente a los de adquisición mediante hipoteca.

El porcentaje de viviendas alquiladas ha escalado en 2016, el último ejercicio medido por el IGE, hasta rozar el 27%, la mayor cuota registrada desde 2007 y saca ya cinco puntos de ventaja a las adquiridas con hipoteca, que bajan al 21,3%. Lo que constituye la mayor diferencia en una década.

Los parámetros del estudio del IGE permiten ver con claridad la antagónica evolución de ambos vectores en los últimos años en A Coruña. En 2007, año en el que arranca el informe estadístico, había una situación muy pareja entre hogares de alquiler (20,8%) y adquiridos con hipoteca (19,9%. Este equilibrio se rompería bruscamente a partir de 2008, en plena burbuja inmobiliaria, cuando la hipoteca se dispara al 23,4% y supera por primera vez en la ciudad coruñesa a las viviendas de alquiler, que retroceden al 16,9%.

Los alquileres, que llegaron a estar siete puntos por debajo de los préstamos bancarios, han consolidado su lenta recuperación y ya suponen más de la cuarta parte de las viviendas de la ciudad coruñesa.

Paradójicamente, este cambio de tendencia se produce a pesar de que las hipotecas resultan ahora más baratas, debido tanto a la caída del precio de la vivienda como a la del Euribor, mientras que los alquileres han subido. Lo que parece indicar que la mayor dificultad en el acceso a un crédito hipotecario marca la diferencia con los años anteriores. Pese a encarecerse, la cuota de alquiler no ha traspasado todavía en A Coruña la línea roja y la media sigue por debajo de la hipoteca pese a su desplome.

El pinchazo de la burbuja inmobiliaria y el desplome del Euribor, en negativo desde febrero de 2016, explican el abaratamiento de las cuotas por préstamos para la adquisición de viviendas. Del máximo de la década, los 553 euros mensuales de media en 2007, se ha pasado a apenas 434 euros, 119 menos, un 21,5% menos. El dato de 2016 se queda cerca del mínimo en los últimos diez años: 427 euros en 2014.

El abaratamiento de las hipotecas, con su principal referente de tipos en caída libre, las acerca a los precios de los arrendamientos. Con mayor demanda de alquiler, las cuotas que afrontan los inquilinos se han encarecido, pero aún son 100 euros de media más baratas que las de la hipoteca, en la media mensual de la ciudad. De los 316 euros que se abonaban en 2007 se ha pasado a 349 en 2016, cinco euros menos que el máximo de la década, en 2012.

Otro informe, elaborado en este caso por un portal inmobiliario digital, calcula que la subida de los alquileres en A Coruña en 2017 fue del 10%, si bien aún lejos del 16% de Vigo, que figura en el top ten de las ciudades españolas en las que más se ha encarecido el alquiler de viviendas.

Otro dato sumamente relevante que muestra el informe del IGE sobre el mapa familiar coruñés es que los hogares con un único miembro crecen cada vez más y ya son casi el tercio del total de la ciudad. Una estadística especialmente preocupante, si se tiene en cuenta que hace una década suponían solo la quinta parte de los hogares. Es una prueba del avance del envejecimiento de la población coruñesa y de la ausencia de relevo generacional en hogares que caminan hacia la extinción. Y también una advertencia de que el gasto social para la atención de este creciente sector dependiente que vive solo aumentará notablemente en los próximos años.

El ingreso medio mensual de los hogares coruñeses permanece estancado desde 2013, cuando cayó a 2.139 euros desde los 2.400 de 2008. Había repuntado a 2.239 en 2015, pero volvió a caer cien euros en 2016, último ejercicio que contempla la serie estadística del IGE. Pese a esta disminución de ingresos, el dato más esperanzador que incluye el estudio del IGE es que el porcentaje de familias coruñesas que logran llegar sin grandes apuros a fin de mes (54%) supera por primera vez desde 2013 a las que sufren dificultades para conseguirlo (46%), si bien refleja también que once de cada cien familias están en riesgo de pobreza, cuatro puntos por encima de 2007.

En términos generales, las estadísticas del informe del IGE proyectan en A Coruña un horizonte en el que se restringe cada vez más el acceso a una vivienda en propiedad, una tendencia que los sociólogos, más allá de las razones vinculadas a una precariedad de ingresos y contratos de larga duración en las generaciones jóvenes, interpretan también como un menor enraizamiento en la ciudad, en unos tiempos de grandes flujos migratorios en busca de oportunidades laborales.

Los obstáculos económicos abren la puerta a nuevas fórmulas de convivencia social cuyas grandes líneas maestras constatan también los datos coruñeses del informe del IGE: las generaciones más jóvenes ya no consideran que sea necesario vivir en pareja o formar una familia. Una tendencia que no favorecerá el reemplazo generacional.

Estos datos ponen de relieve no solo las profundas cicatrices de la crisis económica en el mapa de los hogares coruñeses, sino también el tránsito hacia un nuevo tipo de sociedad que plantea interrogantes y demanda un profundo debate sobre las tendencias más preocupantes a corregir en los tiempos que se avecinan.