Buenos días! La noticia es demoledora: "El ministerio de Fomento y la Xunta pactan la supresión del pago en el tramo Vigo-Redondela de la AP-9. El coste será compensado con aumentos en la tarifa general por los usuarios de Audasa". Con esta burla a la inteligencia, al sentido común y a la más elemental ética nos hemos topado estos días. Vamos a desmontarlo...

Y es que, ¿a quién se le ocurre semejante desfachatez? Pásenlo al límite, que es una buena forma de reducir al absurdo en el campo matemático... Porque, ¿por qué no pensar entonces en concentrar todo el peaje en un único kilómetro maldito, cuyo peaje fuesen unos dieciocho euros...? ¿Tiene sentido? ¡Pues claro que no! ¿Cómo van a sumar los usuarios de uno de los lados de la autopista lo que no se les cobra a los otros? ¡Así no!

Y es que, con todo, entre la repercusión del coste de las recientes ampliaciones en Vigo y Santiago -que está anunciado ya que pagaremos todos- y en cuya inauguración ha participado el Presidente del Gobierno, por la bonificación vigente entre Vigo y Pontevedra, además de por la habitual revisión al alza por el cambio de año -ya aplicada- y por el vergonzoso acuerdo del cambalache de peajes de una a otra zona, se acumularán hasta cuatro subidas consecutivas para el usuario este año, en una autopista en que alguno de sus tramos es verdaderamente prohibitivo, y en una de las comunidades con renta más contenida de España y con una sociedad cada vez menos equitativa.

No nos confundamos. Yo entiendo que la autopista tenga un peaje, habida cuenta de la historia que hay detrás de ella, en cuanto a su construcción, explotación y mejoras. Claro que sí. Pero una cosa es eso y otra muy distinta, que el ritmo de incremento del mismo se haya despendolado y que suponga, cada vez más, una absoluta losa de exclusión para las familias, para las empresas y, sobre todo, para aquellas personas a las que no les queda -no nos queda- más remedio que utilizarla muy, muy a menudo o a diario por trabajo, en una vía a la que no hay alternativa. ¿Han probado ustedes en ir de Ferrol a Santiago por carretera alguna vez? O, incluso, ¿desde A Coruña a Santiago, en una sucesión de travesías debidas a la desidia de una Administración -o conjunto de Administraciones- que nunca se han tomado en serio paliar tal monopolio de Audasa?

El coste del peaje, entre lo que ya cuesta y las subidas que vienen, es absolutamente inaceptable. Y mucho más teniendo en cuenta que muy buena parte de las autopistas de peaje españolas proponen sistemas de pago con grandes bonificaciones para los usuarios habituales. Aquí, como ya hemos dicho más veces, sólo se rebaja un exiguo veinticinco por ciento de la vuelta, con el telepeaje automático, si se verifica el paso en el mismo día y exactamente en los mismos tramos, sólo en días laborables. Absolutamente absurdo y contrario a la praxis profesional de buena parte de los usuarios.

Para más inri, tomen nota: ya en 2016, se sabía que uno de cada tres euros que se pagan en las cabinas de la AP-9, verdadera joya de Itínere, es directamente beneficio. Y hoy aún más. Un negocio redondo, en el que a cambio de algo de maquillaje en la capa de rodadura y algunas inversiones que al final nos son repercutidas a todos los usuarios, el "chollo" sigue adelante. Una máquina de hacer dinero desde hace décadas, amortizada ya, cortejada y deseada por fondos de inversión foráneos y ajenos a todos nosotros, a cuenta de un daño real y medible al despegue económico de Galicia. Y ante el que casi nadie dice nada, con la connivencia, la aceptación o la risita despreocupada de quien debería velar por lo de todos. Porque quien tendría que evitarlo, no se engañen, sólo acierta a mascullar justificaciones inaceptables... Una vergüenza supina.

Y, ante esto, ¿qué hacemos? Yo no creo que el "No voy a pagar. ¿Me abre la barrera?", al que algunas personas se atreven, sea un buen método. Yo, desde luego, no me sentiría cómodo ni bien haciéndolo. Pero ya me dirán entonces... ¿Cómo se para este atropello? ¿Uniéndonos para denunciar el abuso? ¿Confiando en que algún día alguien tome medidas contundentes ante semejantes prácticas? ¿Desde la política? ¿Qué? ¿Cómo?...

Como siempre en esta columna, muchas más preguntas que respuestas. Pero por lo menos se bosquejan tales cuestiones, en una sociedad que muchas veces ni siquiera es capaz de formular tal inquérito... Ya me dirán... Lo que esta claro es que la AP-9 vertebra la comunidad gallega, y no es posible una conectividad real por carretera sin utilizarla. Con semejantes mimbres, un peaje razonable, pagable y con importantes descuentos para usuarios habituales es indispensable. ¿Se dará cuenta de una vez quien tiene que abordarlo desde la perspectiva de gestión, y no como mero columnista?