El nuevo entrenador del R.C. Deportivo de La Coruña exigió a su elenco coraje, intensidad e identificación con los colores que defienden. Dicho en lenguaje racial: echarle huevos. Siguiendo la pauta de los buenos chefs, Seedorf cree que no conviene esconderlos en la nevera; es mejor airearlos, tenerlos a la temperatura ambiente. Los huevos en España, además de alimento y postre, constituyen un fondo complementario de la raza. Por algo se consagró en el fútbol la llamada "furia española", tan alejada del juego de salón que hoy se practica. Camacho, Mendilibar, Paco Jémez son gallos combatientes que, sin ocultar el fútbol articulado, exigen a sus equipos la enjundia y la bizarría del pundonor profesional. Podemos decir que Seedorf "lo tiene a huevo" para acreditarse como entrenador en la mejor Liga del mundo. En la dialéctica coloquial, el Deportivo hasta hace muy poco se parecía a un equipo "como un huevo a una castaña". Nada más lejos de nuestra intención que aconsejar la incorporación de un experto avícola en el plantel técnico del Deportivo, ni evocar a Luis Aragonés cuando se refería al "sexador de pollos". En una nación tan futbolera como la Argentina, las palabras "huevón", "boludo" o "pelotudo" nada tienen que ver con la granja avícola. Es una condición con la que se nace, pero ninguno se reconoce como tal. Deseamos lo mejor al Deportivo y a su entrenador; para circular por este mundo además de suerte y talento es necesario echarle eso? productos gallináceos.

Otrosí digo

¿A quién se le ocurre pedir elecciones anticipadas en las circunstancias actuales que rodean al Deportivo? Primero salir de los apuros futbolísticos y esperar el plazo establecido para el término de mandato de la actual directiva, cuya tarea institucional, contable y corporativa está a la vista; tarea ingente, repetimos, realizada con carácter honorífico. Al añorante señor Lendoiro, le recordamos las palabras de Méndez Núñez tras la batalla de El Callao: "Más vale honra sin barcos que barcos sin honra".