En las elecciones autonómicas catalanas de noviembre de 2010, Ciudadanos obtiene 105.000 votos, el 3,5% de los emitidos y 3 escaños. En noviembre de 2012, consigue 275.000 votos y 9 escaños. En septiembre de 2015 C´s se convierte en el segundo partido con 25 escaños y 734.000 votos, algo menos de la mitad que la coalición nacionalista de JxSI formada por al antigua Convergencia y la Esquerra Republicana y en las últimas de diciembre de 2017 alcanza la primera posición con 35 escaños y 1.100.000 votos, algo más del 25% de los emitidos que fueron 4. 400.000 el 80% de los electores censados. Un éxito imponente en sólo 7 años cuyas claves, las más evidentes, han sido el liderazgo de Arrimadas, la reacción del votante constitucionalista ante la presión y la radical deriva independentista del nacionalismo y la debilidad del PP, que en 2012 obtuvo 471.000 votos, el 13% de los emitidos, y 19 escaños cayendo en 2017 a 185.000 votos, el 4,24% y 4 escaños.

En las elecciones generales de 2015 C´s consigue 3.500.000 votos y 40 escaños y medio año después, en junio de 2016, baja a 3.100.000 votos y 32 escaños. En estos momentos, pasados siete meses las encuestas marcan para C´s una tendencia alcista que, en algún caso, le sitúa por encima del PP y recibiendo a militantes de ese partido, según dicen, no sabemos con qué fundamento. Dejando a un lado las encuestas que a falta de años para las elecciones cada uno interpreta como quiere y los rumores sin verificar sobre traspaso de militancia, lo cierto es que C´s ha traído el bipartidismo, no sabemos si definitivamente o por cuanto tiempo político, cuantas legislaturas, y no sabemos si de primero o de segundo, al espacio liberal conservador español. Eso debería tener más exigencias que la legítima y obvia de pretender el primer puesto o incluso la de adueñarse de todo ese espacio porque la izquierda, también bipartidista con dos socios fuertes, apoyada por los nacionalistas más proclives a ella que a la derecha, podría estar en condiciones a no mucho tardar de llegar al gobierno. A salvo de algún sobresalto en lo tocante a la corrupción, que siempre será comparativamente ínfimo aunque sólo sea porque no han tenido tentaciones en las que caer, C´s aporta al espacio conservador, a sus votantes quiero decir, una muy positiva imagen de limpieza. Aporta un fuerte componente de relevo generacional visible en sus cuadros dirigentes por toda España y eso, también para un pensionista, es igualmente positivo siempre que se resistan a esa insensatez de incorporar al voto a los jóvenes a partir de los 16 como pretende Podemos. Aporta también C´s nuevos aires, más sencillos, más sinceros y más pragmáticos a la política, no sé si eso tiene que ver también, como en el caso de la corrupción, con el hecho de que aún no han tocado poder. El poder que siempre contamina el aire, embarulla la verdad con lo que se puede o no decir y condiciona el pragmatismo obligando a pactar, a contemporizar, a ralentizar, aparcar o guardar en el cajón decisiones que en la oposición se anunciaban como inminentes en llegando a gobernar. Incluso, como experimenta Arrimadas ganando sin gobernar, sucede que el éxito puede dejar paso a la parálisis y al desconcierto. Y aporta algo tan saludable frente al nacionalismo rampante y agresivo como es la puesta en valor del patriotismo español hermanado y civilizado con el patriotismo constitucional. C´s está empezando a remover el espacio liberal conservador pero sería un error, por las prisas, el purismo exigente, la radicalidad de algunas pretensiones y los vaivenes frecuentes en apoyos y sobre asuntos importantes, que lejos de fortalecer ese espacio lo debilitase porque mientras en la izquierda la socialdemocracia no recupere su ser y la posición hegemónica que siempre tuvo, mirar hacia ese lado provoca cierta inquietud.