La agenda del Gobierno local fija para el próximo año la entrada en vigor del nuevo mapa de las líneas de autobús urbano en A Coruña, una de las grandes asignaturas pendientes en la ordenación de la ciudad y con más demandas acumuladas por los vecinos desde hace décadas. La red del bus urbano coruñés no ha conocido un rediseño integral desde hace 30 años, salvo algunos cambios parciales. Se encuentra obsoleta y precisa una revisión global para adecuarse a las necesidades de una ciudad cambiante.

El concejal de Mobilidade Sostible, Daniel Díaz Grandío, pretende presentar esta primavera un primer diseño con las modificaciones previstas en los trayectos de autobús, para que los usuarios del transporte público coruñés puedan plantear a continuación sus aportaciones para configurar el proyecto definitivo, que deberá estar listo en el último tramo del año, para su entrada en funcionamiento en 2019.

Las ideas básicas que marcarán los nuevos itinerarios del transporte urbano se centran en planificar trayectos más cortos, con el objetivo de que los autobuses pasen con mayor frecuencia y en que haya líneas directas que conecten los barrios con los complejos hospitalarios y los polígonos industriales de la periferia en los que trabajan buena parte de los coruñeses.

Será la primera vez que la red del transporte urbano coruñés se confeccione con una visión global que incluya el área metropolitana y que contemple la movilidad en la ciudad como parte de un todo más amplio.

Díaz Grandío adelanta que una parte fundamental del trabajo consistirá en integrar en el proyecto el alud de reclamaciones vecinales planteadas durante tantos años. Una decena de asociaciones vecinales hicieron públicas la pasada semana sus demandas de mejoras en las conexiones de los barrios con los hospitales y la Universidade da Coruña. A partir de esta petición colectiva, firmada por las entidades de Novo Mesoiro, Visma, Monte Alto, Os Rosales, Os Castros, Feáns, A Zapateira, Urbanización Breogán, Agra do Orzán y O Ventorrillo, el Gobierno local anunció que organizaría reuniones con vecinos para documentar sus sugerencias y poder incluirlas en la redacción del nuevo mapa de rutas, encargado a la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona.

Esta agencia, con el técnico Salvador Rueda al frente, elaboró ya en 2011 una propuesta de plan de movilidad para la ciudad, gobernada en esa legislatura por PSOE y BNG, en la que consideraba prioritario reconfigurar la red del bus urbano. Su análisis ya le achacaba entonces estar configurada como una suma de líneas y no como una red efectiva en la que las rutas se complementan para hacer la movilidad más fluida en la ciudad.

Este plan nunca llegó sin embargo a aplicarse y, tras la llegada de Marea Atlántica a María Pita, el Gobierno local le volvió a encargar a esta empresa el rediseño del transporte urbano, aunque ahora se han incluido en la fórmula otros factores, como la penetración de los autocares procedentes del área metropolitana en el centro o la ausencia de carril bus.

El Gobierno local es consciente de que tiene la obligación de afrontar las numerosas demandas vecinales sin atender durante años, pero también de que las soluciones no pueden ser simples parches, sino cambios integrales. Las propuestas de los usuarios deben estudiarse técnicamente en función de su viabilidad.

El objetivo pasa por racionalizar el mapa de rutas de los autobuses, evitar grandes recorridos o tener muchas líneas pasando por unos tramos concretos, lo que provoca que haya mucha frecuencia de vehículos, pero cada uno con destinos diferentes y que viajen pocos usuarios en ellos.

Una de las líneas maestras de la nueva red a diseñar se basa en que la mayoría de las líneas sean más cortas y que haya intercambiadores en los que se pueda hacer transbordo de una manera rápida y cómoda, aunque el concejal Díaz Grandío defiende que haya también líneas directas a centros hospitalarios y también a los polígonos industriales.

Con ello, se pretende ganar en fiabilidad y mayor frecuencia, de manera que el usuario pueda ir a la parada casi sin consultar los horarios en la aplicación móvil porque sabe que el bus pasará en poco tiempo. Es uno de los ejes de la propuesta y colmaría las expectativas generadas por los vecinos.

No todas las líneas ni todos los recorridos van a tener transbordos, pero en los que sea obligado hacerlo, el desafío del nuevo diseño es lograr que sea cómodo. Y eso pasa por conseguir que el tiempo desde que el usuario baja de un autobús hasta que se sube al siguiente sea el más corto posible. Lo que implica aumentar las frecuencias de paso en todos los barrios. Para alcanzar estos objetivos, deberán ponerse en marcha medidas para mejorar la movilidad de los autobuses urbanos, como las vías reservadas al transporte público o los cambios en los ciclos semafóricos.

El plan de movilidad y en especial la reimplantación del carril bus, figuran entre las iniciativas claves propugnadas por el Ejecutivo de Marea que se han venido desarrollando con más lentitud de lo esperado. El concejal Daniel Díaz anunció la puesta en marcha del carril bus para mediados de 2017, para posponerla después por la necesidad de concluir antes el plan que se presentará esta primavera.

La modernización de la red de buses urbanos es uno de los mayores desafíos para ordenar el transporte público en la ciudad. Esta piedra angular de la calidad de vida de los coruñeses ha adolecido sin embargo en los anteriores planes de una visión incompleta, al no integrar el transporte metropolitano. Es una gran oportunidad para racionalizar y mejorar la movilidad en un espacio común que comparten medio millón de ciudadanos.