Mantenía yo que el mejor museo de automóviles que conocía era uno que hay en Salamanca, pero después de visitar el de la Fundación Jorge Jove, en Bens (Arteixo), sin dudarlo me inclino por este último. Sinceramente, no sabemos lo que tenemos aquí. Es de lo mejorcito. Por cantidad de vehículos, épocas que cubren y su estado de conservación ya que me aseguran que todos funcionan. Aunque nada más entrar ves un BMR, vehículo acorado con ruedas, el grueso el museo lo constituyen automóviles de turismo y unas cuantas motos. En otra nave hay una colección de camiones, con la génesis de nuestro Pegaso. No exagero, hay material para hacer algo antológico, pero falta espacio, personal. paneles explicativos, etc., todo lo que anima un museo. Aparte de que los coches y la velocidad me chiflan, debo reconocer que coadyuvó que la visita era un regalo de cumpleaños y los comentarios con Ángel Jove y José Pena sobre los coches fueron enriquecedores. ¡Cómo disfruté junto a un Renault 4/4 y una Ossa de 125 c.c., con fotos obligadas que conservaré, pues fueron los primeros vehículos que conduje años antes de sacarme el carné! Lo repito, no valoramos bien lo que tenemos aquí.