Los que conducimos vehículos sabemos qué difícil es salirse de las roderas marcadas en el suelo por el tránsito anteriores coches. Pues algo así sentí cuando oí por radio que el Tribunal Constitucional da la razón de ser a la educación diferenciada. No se dijo así, se repitió hasta la saciedad la expresión de escuelas que segregan, pero entendí cuando explicaba que los centros con educación diferenciada, sea para niños o para niñas, tienen todo el derecho a percibir ayudas económicas del Estado en igualdad con demás centros, los de educación mixta. Es toda una declaración que respalda la libertad de elegir para tus hijos el tipo de educación que ansíes. Pero dale que te dale con escuelas que segregan -esa es la rodera fijada- término que en su segunda acepción establece que separan o marginan a una persona o un grupo de personas por motivos sociales, políticos o culturales. Sin querer usar, les debe parecer pasarse al enemigo, la expresión educación diferenciada que recoge mejor la idea de colegios para niñas y otros para niños quitando, o evitando, el matiz de marginación que encierra el vocablo segregación. Son fijaciones que encierran posturas ideológicas excluyentes.