El acto de comunicarse, especialmente el de hablar y escuchar, parece espontáneo. Sin embargo, en el cerebro han de activarse complejos mecanismos para que la comunicación entre dos personas sea posible, y esto es lo que estudia la psicolingüística, una disciplina híbrida entre la psicología y la lingüística, cuyos estudios se aplican después en otros ámbitos como son la educación, la sanidad y la publicidad. Cómo procesa un enfermo de alzheimer el lenguaje, cómo se secuencian los números y qué sucede en el cerebro cuando escribimos o leemos el lenguaje abreviado de los SMS son algunos de los temas que analizan los cerca de cien expertos nacionales e internacionales que participan desde ayer en el IX Simposio de Psicolingüística que se celebra en Santiago, entre los cuales se encuentra el norteamericano Ronald Langacker, considerado el lingüista vivo más destacado del mundo tras Noam Chomsky.

La profesora titular de la Facultad de Psicología de Santiago Isabel Fraga, coordinadora junto al catedrático de la Facultad de Filología Carlos Acuña de este encuentro, asegura que el cerebro tarda más en procesar el significado de un SMS que un texto escrito convencional y que el esfuerzo que ha de hacer a la hora de escribirlo es aún mayor.

"Con los chats y los SMS comienza una nueva modalidad de lenguaje, que es más propio del oral que del escrito. Ya hay estudios que se plantean hasta qué punto es conveniente que los niños manejen este tipo de representación ortográfica de palabras cortadas cuando aún no han reforzado la memoria de la lengua. El manejo de este lenguaje está dando como resultado una cada vez mayor disminución de la capacidad ortográfica, algo que se está viendo ya en las escuelas", comenta la psicolingüista.

Un niño gallego, por ejemplo, tiene que aprender a procesar en gallego, en castellano, probablemente en inglés, y en el lenguaje propio de internet, lo que, según Fraga, puede llegar a dificultar su capacidad de comunicación.

Dentro del lenguaje de las nuevas tecnologías, una colaboradora del equipo de Fraga presentará un estudio sobre cómo se procesan los emoticonos tan empleados en el messenger.

Asegura esta experta que en el campo de la psicolingüística queda mucho por investigar hasta llegar a comprender qué sucede en el cerebro para que la comunicación sea posible, y es que la psicolingüística, recuerda, es una ciencia relativamente reciente, a la que no se le presta la debida atención. "Lo que hace falta en España es dar el salto entre la investigación básica y las posibles aplicaciones en las escuelas, en la medicina..., es decir, poner en contacto Universidad y sociedad. La psicolingüística no puede dar recetas para cada caso concreto porque no estudiamos enfermedades vinculadas al lenguaje, pero sí sabemos determinadas cosas por los estudios de laboratorio que realizamos que se pueden aplicar por ejemplo para enseñar a leer de una u otra forma, para corregir la dislexia, etc.", señala.

Desde que el emisor manda un mensaje hasta que el receptor lo comprende hay un largo camino y éste es el que estudian los psicolingüistas. "A nosotros no nos interesa la sintaxis, sino cómo emplea el lenguaje cada sujeto en cada uno de sus niveles: elaboración de un mensaje oral, su comprensión, la lectura y la escritura", explica Isabel Fraga.

Y es que, para que un mensaje sea comprendido, el oyente ha de escucharlo, transformarlo en una representación mental y entenderlo, proceso que aplica tanto a la palabra como a las frases complejas. Hay estudios que evidencian que los mensajes positivos se asimilan mejor si aparecen en la parte superior de un papel o una pantalla y los negativos en la inferior, y que las palabras emocionales, como amor, sexo, muerte... se procesan antes.

Tener en cuenta conclusiones como éstas resulta especialmente útil, según destaca Isabel Fraga, cuando se pretende que el mensaje sea eficaz. De ahí que la publicidad y el marketing siempre se hayan servido de los estudios psicolingüísticos para construir sus mensajes.