Elena López Martín, profesora e investigadora del departamento de Ciencias Morfológicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago, opina que no hay que ser alarmistas respecto al uso del móvil, pero sí precavidos porque aún se desconocen los posibles efectos a largo plazo que la exposición a la radiación no ionizante que emite el teléfono móvil puede tener en los niños después de su uso continuado. Por ello, considera que lo más sensato es retrasar cuanto más tiempo mejor su uso en los niños y controlar que no se excedan en su empleo. "El móvil está por debajo de los niveles de radiación máximos permitidos. En condiciones normales, en una persona adulta que usa el móvil una hora o menos al día no está demostrado que produzca efectos nocivos en la salud, pero en un niño es difícil controlar sus efectos a largo plazo ya que el cerebro tiene una gran reactividad a la radiación no ionizante y podría incrementar los riesgos a padecer algunas patologías, por lo que hay que actuar con precaución", añade.

Para López, el principal problema es que es difícil controlar el tiempo que un niño utiliza el móvil. "La exposición continuada al móvil puede llegar a producir determinadas patologías neurológicas o aumentar el riesgo a padecerlas si se tiene predisposición", insiste la investigadora, que recuerda que también hay estudios epidemiológicos que demuestran que el uso del móvil aumenta el riesgo de accidentes de tráfico y que puede incrementar la presión arterial en algunos casos.

Elena López trabaja precisamente en un estudio experimental sobre el efecto de las ondas electromagnéticas sobre los seres vivos, dirigido por el profesor del departamento de Física Aplicada Francisco Ares Pena, que ha podido constatar que en ratas con tendencia a tener convulsiones éstas se incrementan con la exposición a este tipo de ondas.

Este equipo de investigadores también está estudiando si otras tecnologías como wifi y bluetooth podrían afectar a algunos parámetros del cerebro.

En Galicia, el consejo escolar del centro es el que decide si prohíbe o permite los móviles en las aulas, aunque la Consellería de Educación es partidaria de su no utilización. "Los móviles nunca deberían estar operativos en horas lectivas, ni los dos alumnos ni los de los profesores", afirman desde este departamento. Alfonso Guitián, presidente de la Asociación de Directores de Colegios de Vigo y director del CEIP Frián-Teis, confirma que en este centro vigués está prohibido llevar móviles a las aulas. "Son niños pequeños (menos de 11 años) que no tienen por qué comunicarse con móviles en estas edades. También se prohiben por seguridad para evitar que graben situaciones del colegio y las cuelguen en YouTube", explica.

José Ramón Hermida, presidente de la Confederación Gallega de Asociaciones de Centros Privados y Concertados (Confapa), afirma que está "de acuerdo" con que se prohiba el uso de los móviles en las clases. No obstante, en principio, no muestra su rechazo a que hubiera alguna norma que "permitiese su uso en las horas de recreo". No obstante, añade: "El teléfono móvil no es necesario para un alumno en el aula. No van a clase a hablar o a enviar mensajes". Respecto a los posibles efectivos nocivos de los dispositivos en la salud de los niños, añade que supone "el eterno problema de siempre".

En similares términos se expresó el presidente de la Confederación de Federaciones de Asociaciones de Padres de Alumnos (Confapa), Virgilio Gantes, que apuesta por la prohibición total de los móviles en los centros educativos. "Los niños no tienen por qué andar con el móvil a todas horas", asevera. En cuanto a la medida que estudia Francia, sostiene que si realmente es por cuestiones de salud, restringir su uso en el colegio no es suficiente. "Si es perjudicial para el niño, los padres deberíamos de saberlo para no dejárselo tampoco fuera de la escuela", argumenta.