Renovar el concepto de campus para conseguir que las universidades españolas se sitúen entre las mejores de Europa y que la calidad de su enseñanza y sus servicios atraiga a estudiantes, investigadores y gestores de todo el mundo. Este es el objetivo del programa Campus de Excelencia Internacional -impulsado por el Ministerio de Educación- y con el que se pretende que en 2015 ya existan 15 campus especializados en un ámbito concreto y cuyo prestigio traspase las fronteras españolas. Tan sólo ocho de las cincuenta universidades públicas que hay en España no han presentado ningún proyecto para alzarse con esta distinción y A Coruña es una de ellas. Fuentes de la entidad académica aseguran que el campus coruñés trabaja ya en un plan propio pero que, "con el objetivo de presentar una propuesta más competitiva", esperará a la siguiente convocatoria del Gobierno.

"Este año había muchos proyectos y tan sólo iban a escoger a quince. Por ello, preferimos esperar al año que viene", indican desde la Universidade da Coruña. No piensan lo mismo en los otros dos campus gallegos. La Universidade de Santiago opta a ser designada como Campus de Excelencia con el proyecto bautizado como Campus Vida A mientras que Vigo hace lo propio con el Plan Universidad de Vigo de Excelencia Internacional.

Convertirse en un campus de excelencia no es tarea fácil ya que obliga a reestructurar prácticamente todo el entresijo universitario. Para que el Gobierno financie estos proyectos -cuyas ayudas podrán llegar a los 200.000 euros-, los planes tienen que asentarse en tres pilares básicos: promover la unión de las facultades con el resto de instituciones del campus para trabajar en un proyecto estratégico común (con el fin de fomentar el empleo y la cohesión social); crear un entorno científico emprendedor e innovador que sea un referente a nivel internacional (a través de mejoras en la docencia, nuevos proyectos de investigación...) y hacer que el campus no sea sólo un lugar académico sino social, donde los estudiantes disfruten de todo tipo de servicios.

Cada universidad realizará una propuesta personalizada pero desde Educación se dan algunas pistas. A la hora de elegir, el Gobierno valorará de forma especial aquellos proyectos en los que exista implicación de todos los miembros de la comunidad educativa (alumnos, investigadores, personal de administración...), quienes fomenten la formación continua entre el profesorado, los que permitan que alumnos de ESO o FP utilicen sus instalaciones o se beneficien de prácticas en el campus o quienes cuenten con plazas en residencias para la mayoría de sus alumnos.

Las universidades ya están manos a la obra. Quienes reciban el visto bueno tendrán cinco años para convertir su campus en el verdadero motor a nivel científico, económico y de la actividad de carácter internacional que se produce en su entorno.