Esteban Criado, un peluquero de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), tendrá que pagar a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) una cuota mensual de entre 6 y 12 euros por tener la radio puesta en su local mientras peina a sus clientes.

Criado asegura que hace unas semanas estaba trabajando en su peluquería y vio "un señor en la calle haciendo anotaciones". Poco después el individuo entró en el establecimiento y se identificó como un inspector de la SGAE.

Ocho día para firmar el contrato

El inspector le entregó "una acta con un croquis" de su establecimiento y un texto en el que le comunicaba que debería firmar un contrato y pagar un canon para seguir poniendo la radio en su local.

El peluquero al principio pensó que se trataba de una broma, pero pocos días después recibió una carta certificada de la SGAE en la que le amenazaban con emprender "medidas legales" si en ocho días no firmaba el contrato.

El peluquero ha decidido resignarse y pagar el canon, pero no entiende por qué tiene que ser el único peluquero que paga esta tasa si la gente acude a su establecimiento "a cortarse el pelo y no a escuchar música".