Es lo que piensas cuando te miras en el espejo por la mañana, porque la imagen que ofrecemos a los demás y su percepción sobre nosotros pasa, necesariamente, por nuestra cara y por nuestros ojos. Nuestra mirada dice mucho y podemos cuidarla evitando los factores que pueden alterarla con la aparición de ojeras, patas de gallo, bolsas, hinchazón, etc., que podemos modificar y evitar.

La piel de la zona ocular es la más fina, frágil y elástica de nuestro cuerpo y la hacemos trabajar continuamente porque con el rostro expresamos nuestras emociones y sentimientos. La movemos en exceso y debemos tratarla con productos específicos adecuados a su estructura y fisiología. Esta situación no es privativa de las mujeres, sino compartida con los hombres porque ambos sexos suelen quejarse de las ojeras y de las bolsas, quedando el tema de las patas de gallo más en el ámbito femenino.

Las ojeras son antiestéticas porque apagan la expresión y dan la sensación de que quien las presenta está muy cansado. Las causas de su aparición son variadas: la falta de descanso, las alergias, una exposición solar excesiva, los acúmulos de grasa en la zona y el exceso de irrigación sanguínea.

Pueden asociarse -o no- a las bolsas oculares que modifican, incluso, la forma de la cara y se acentúan con el paso de los años. Su causa suele ser el estrangulamiento de la grasa orbital y se pueden mitigar con cremas que contengan compuestos reafirmantes, astringentes e hidratantes.

En estos problemas influyen también nuestro estilo de vida y la dieta que sigamos. Tu piel refleja tu estado interior, y para lograr la plenitud es necesario mantener una alimentación sana y variada que favorezca la estimulación celular y proteja al organismo de los agentes externos. Eliminar de la vida diaria el café, el tabaco y el alcohol y aumentar el consumo de vegetales (frutas, legumbres, verduras, etc.) mejorará tanto tu piel como tu salud. Si piensas que no te estás alimentando adecuadamente, consulta con un especialista en dietética y nutrición para mejorar tus hábitos.

Es recomendable:

-Beber suficiente agua para evitar la deshidratación de la piel.

-Cocinar con poca grasa y consumir alimentos ricos en ácidos grasos esenciales (germen de trigo, lecitina, pescado, semillas de sésamo, etc.)

-Reducir los alimentos fritos y la comida precocinada.

-Elegir productos frescos, de temporada y con fibra para evitar el estreñimiento.

-Incluir alimentos ricos en vitaminas, sobre todo la C (en cítricos, verduras y hortalizas) y la A (en vegetales, lácteos y huevos).

-Comer proteínas sanas: carne, huevos, pescado, legumbres y lácteos.

A nivel externo puedes aplicar los nutrientes necesarios para mejorar el estado de tu piel utilizando cremas adecuadas que el especialista te puede recomendar. El tratamiento cosmético de las ojeras pasa por utilizar productos cuyos ingredientes reduzcan la fragilidad capilar y refuercen los vasos sanguíneos (vitaminas K y C y flavonoides). Los productos más novedosos incluyen cafeína (porque estimula la microcirculación, es descongestionante y elimina la grasa de la zona) y provitaminas del grupo B (por su actividad hidratante). Puedes aplicarlos con la mano masajeando la zona o comprar los nuevos aplicadores en forma de roll-on para favorecer el masaje y drenaje de la zona y reducir también las bolsas.

Utilizar habitualmente un antifaz frío para descansar ha demostrado ser beneficioso, pues actúa como descongestivo, disminuye el tamaño de las bolsas y reduce el color violáceo de las ojeras. Sigue las pautas establecidas por el especialista.

Además, existen en el mercado numerosos productos que cubren las ojeras y que las mujeres pueden utilizar cómodamente. Puedes ponerlos solos o combinados con el maquillaje habitual. Elige el más adecuado a tu tipo y color de piel.

No te obsesiones con el tema porque tiene solución. Si lo consideras necesario, puedes consultar en tu farmacia o a tu médico para que te den las pautas adecuadas.