Las mujeres necesitan cuidarse para mantenerse sanas durante el mayor tiempo posible, pues su esperanza de vida supera los 80 años y quieren llegar en las mejores condiciones. Para ello, deben mantener unos hábitos saludables y, sobre todo, vigilar su aparato reproductor, fuente de una buena parte de las patologías que les afectan.

Desde la infancia deben seguir los consejos del pediatra y acudir a las revisiones, vacunarse en el momento adecuado y aprender a conocer su cuerpo para disfrutar de un futuro saludable.

Al llegar a la pubertad deben ser controladas por el médico, que si lo considera necesario las derivará al ginecólogo. Es importante la educación sexual porque vivirá en un mundo evolucionado y precisará saber cómo moverse en él. También pueden empezar los problemas relacionados con la alimentación. Sus familiares deben estar pendientes de sus cambios de peso, de forma de comer, de excusas para no cenar y consultar al médico ante cualquier duda para evitar dos serios problemas: anorexia y bulimia.

En la juventud comienzan a utilizarse anticonceptivos. Aunque te parezca mal o no compartas esta idea, no debes enfrentarte porque tus consejos y ayuda son importantes, intentado concienciarla del paso que va a dar. Una vez decidida, acompáñala al ginecólogo o facilítale una cita, porque es mejor que lo haga así que a escondidas y por consejo de sus mejores amigas.

La madurez suele ser la etapa del embarazo. Es simplemente una fase más, no una enfermedad, y como tal debe vivirse. Cada mujer lo lleva a su manera: muchas tienen náuseas, a otras les duele la espalda, algunas vomitan, pero todas coinciden en la necesidad de acudir al especialista. En este período se practican numerosos controles: análisis de sangre y orina, ecografías, monitorizaciones, encaminadas a mejorar el estado de la madre y del feto y que debes seguir rigurosamente. El paso siguiente es el parto (natural o inducido) y el puerperio (recuperación tras el parto).

La interrupción voluntaria del embarazo (aborto) puede producirse a cualquier edad desde que la mujer es fértil. La ley determina cómo y en qué casos puede llevarse a efecto sin consecuencias penales. Es un momento complicado tanto a nivel físico como psíquico, por lo que debe realizarse en las mejores condiciones posibles.

A partir de los 40 las revisiones ginecológicas son inaplazables. Por supuesto deben comenzar antes, pero al superar esta edad no hay excusas. El médico decidirá lo recomendable, siendo lo normal realizar, además de la observación directa, una citología y una mamografía cuya frecuencia él decidirá. Acude regularmente.

En la década de los 50 se inicia la menopausia. En sí no es una enfermedad, pero afecta a la salud integral de la mujer al provocar sofocos, sequedad, alteraciones del ánimo, disfunciones sexuales, etc., que pueden ser tratadas y minimizadas, siempre bajo control médico.

No podemos olvidar la osteoporosis, reducción de masa ósea que puede provocar caídas o fracturas de cadera y vértebras en fases avanzadas. Se puede detectar precozmente -evitando así su progresión- con una densitometría ósea (indolora) y, aunque lo mejor es prevenir su aparición, si se presenta, el especialista sabe tratarla.

Quedan muchos otros temas que afectan a las mujeres como la infertilidad, que se transforma en una obsesión cuando la pareja desea tener hijos y no puede (sea quien sea el infértil). Hay muchos avances; no tengas miedo y pregunta, pues cada vez son más las mujeres que consiguen un embarazo tras haber pasado por infinidad de preocupaciones.

Para vivir sana lo mejor es prevenir y adquirir hábitos saludables: dieta equilibrada y variada (rica en fibra, lácteos, frutos secos, pescado, carne, huevos, legumbres y soja); recurrir a suplementos de calcio o hierro si el médico los recomienda; no adelgazar siguiendo dietas inadecuadas; no fumar; evitar el consumo de alcohol; reducir el estrés y hacer ejercicio a diario. Consulta tus dudas al especialista y lee los consejos de revistas especializadas, como MG (Mi Ginecólogo).