La mayoría de los niños escucha su propio llanto en el momento de nacer. Aprenden pronto a imitar los sonidos a su alrededor y reaccionan ante las voces de sus padres. Pero no siempre ocurre así. Dos de cada 1.000 niños nacen sordos o con problemas de audición, un obstáculo para el desarrollo de su comunicación que, si se detecta en sus primeras etapas, garantiza buenos resultados.

El programa para la detección precoz de la sordera en el periodo neonatal se puso en marcha en Galicia en el año 2002 y hasta ahora ha registrado un total de 81 bebés afectados de hipoacusia. El programa de cribado dio sus primeros pasos en el Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña, en Santiago y en el Hospital Xeral de Vigo, y se implantó de forma progresiva en el resto de centros públicos y privados, que actualmente se encuentran en periodo de adhesión. Los últimos en unirse fueron el Centro Médico Pintado y la Clínica Fátima, en Vigo, y están pendientes de hacerlo La Rosaleda en Santiago y el Hospital Miguel Domínguez en Pontevedra.

Durante estos años, el Hospital Xeral de Vigo es el que más pruebas de cribado ha realizado (27.859), seguido del Hospital de A Coruña (18.996) y el de Santiago (16.164). El centro coruñés fue el hospital en el que se detectaron más afectados (27 bebés), seguido del Xeral de Vigo (15) y el Cristal-Piñor de Ourense (13).

Uno de los objetivos prioritarios del programa es alcanzar una elevada participación. En algunos centros ya se realiza este tipo de pruebas a entre el 99 y el 100% de los recién nacidos.

En el año 2008, un total de 101 bebés no pasaron la prueba de cribado en los hospitales gallegos y fueron derivados a diagnóstico. De ellos, finalmente 17 fueron verdaderos casos -ocho de ellos eran hipoacusias bilaterales; cuatro casos eran unilaterales; otras cuatro, hipoacusias de transmisión y una, hipoacusia mixta-. "La mayor parte de los déficits auditivos presentes en el periodo neonatal son congénitos y se deben a alteraciones genéticas en un 80% de los casos. Entre las causas destaca la prematuridad, el bajo peso al nacer y los traumatismos", apunta una de las coordinadora del programa, Pilar Gómez Besteiro.

Existe variedad de dispositivos de ayuda para los niños que tienen problemas de audición. Los audífonos, que amplifican los sonidos y los implantes cocleares, que requieren cirugía, son los más habituales.

La prueba para la detección precoz de la sordera se basa en potenciales evocados automatizados que buscan la existencia de respuesta cerebral a los estímulos sonoros. Consiste en colocar unos auriculares a los bebés y unos electrodos adheridos a la piel cuando el niño está tranquilo (preferentemente dormido).

El equipo genera unos sonidos y los electrodos captan la respuesta cerebral a estos estímulos. Inmediatamente, el programa analiza los datos recogidos y muestra si el pequeño pasó la prueba o si se le debe remitir a la unidad de diagnóstico.

"El resultado de la prueba es automático y no requiere interpretación, por lo que la realiza el equipo de enfermeras de la planta antes de que los bebés sean dados de alta al nacer", explica una de las supervisoras del programa, Pilar Gómez Besteiro, que trabaja en el Hospital Xeral de Vigo.

El porcentaje de bebés derivados para la realización de nuevas pruebas, según datos de los especialistas, se estima tan sólo entre el 1 y el 4%. "Es una prueba sencilla, corta e indolora por lo que la totalidad de los padres acceden a que se realice y es esencial para lograr que esos niños con déficit auditivo tengan una vida normal", apunta. Además, esta supervisora advierte de que "el hecho de que un bebé no pase la prueba no significa que sea sordo; hay hacer un examen más profundo".