Juan Luis Montero prepara su ligero equipaje para regresar a principios de mayo a Siria. El arqueólogo de la Facultad de Humanidades de Ferrol dirige la parte gallega del ambicioso Proyecto Medio Éufrates Sirio en el que, desde 2005, investigan el curso medio del río Éufrates en busca del mismo origen de la escritura y el nacimiento del modo de vida urbano.

El equipo ha recibido un nuevo permiso del gobierno sirio para seguir sus excavaciones en dos recintos arqueológicos: el de Tall Humeida y el de Tall QAbr Abu, unas zonas especialmente interesantes para estudiar las épocas del imperio asirio del siglo XIII a. C.

"Fuimos en busca de una ciudad mesopotámica de 4.000 años de antigüedad y nos encontramos con una construida por los sumerios hace 5.500 años", explica Montero, que conserva intactos el entusiasmo y la curiosidad que le llevaron hace ya dieciocho años a pisar por primera vez tierras sirias.

En esta sexta campaña, la veintena de arqueólogos, historiadores, topógrafos y obreros de la zona que forman la expedición trabajarán con un compañero extra: el tiempo, ya que el gobierno prevé construir un pantano en la zona que ellos exploran y toda la riqueza que esconde quedará sepultada bajo las aguas.

Miran con respeto a ese desafortunado compañero ya que intuyen que la zona tiene aún mucho que ofrecerles. El hallazgo el pasado año de un sello cilíndrico con dibujos impresos de cuatro dioses de la antigua Mesopotamia les lleva a pensar que trabajan sobre lo que fue un archivo oficial de funcionarios del imperio asirio, "eso nos da aún más esperanzas de encontrar restos de esa primera escritura cuneiforme, es decir, sobre tablillas de arcilla en las que los sumarios plasmaban textos pictográficos con los que nació la primera forma de escritura de la Humanidad", indica Montero.

El arqueólogo gallego confía en su intuición. "El azar tiene un valor importante en nuestro trabajo, pero también tiene que haber detrás un amplio estudio previo y dar una buena interpretación a los hallazgos", advierte.

De hecho, fue su insistencia a la que hay que agradecer estos años de hallazgos. "Muchos expertos nos decían que esta no era una zona interesante, pero hicimos caso de los viajeros del siglo XVI y resultó que, sin ser la más espectacular, sí es uno de los enclaves más interesantes para entender la historia de toda una región. Toda una civilización está escondida allí y hay que acudir en busca de respuestas", opina el experto.

No es fácil trabajar en condiciones meteorológicas tan extremas como las que sufre el país. "En verano llegamos a los 50 grados, por lo que comenzamos a trabajar a las cuatro de la madrugada y a mediodía paramos. Por la tarde analizamos las piezas en el museo que, realmente, es una sauna", describe este profesor de la Universidade da Coruña.

También para el fotógrafo gallego Eloy Taboada, que ha participado en las cinco campañas del Proyecto desde 2005, el calor y las tormentas de arena son una dificultad añadida aunque, confiesa, "merece totalmente la pena". El fotógrafo ferrolano asegura que la fotografía de viajes es una rama que le apasiona. "Mis ganas de explorar me llevaron a Siria donde he tenido la oportunidad de realizar fotografías maravillosas; tanto las puramente científicas como el entorno, costumbres y retratos de la gente que vive a orillas del río Éufrates; vivo cada día como una aventura", afirma.

Las imágenes se mostraron en una exposición itinerante, Éufrates: un río de historias, que recorrió el año pasado varias ciudades como Ferrol, Lisboa y Damasco.

"Cuando encontremos las respuestas habrá terminado nuestro trabajo", concluye Juan Luis Montero. Es concienzudo; no se irá sin ellas.