A las abejas no deja de salirles competencia. Menos mal que todavía les queda la miel, porque, si no, se quedarían sin trabajo. La electricidad tiene la culpa de que el encanto de la cera derretida parezca haber quedado reducido a las cenas románticas y las revistas de corazón. Pero en el pasado no fue así y uno de los grandes consumidores de velas fueron los templos eclesiásticos. Pero también en los recintos sagrados los tradicionales cirios y velas sufrieron el acoso del invento de Edison. Las máquinas eléctricas les sacaron un cuerpo de ventaja a aquellos instrumentos tradicionales de devoción porque implicaban menos riesgos de incendio, que haberlos los hubo, para los templos, como recordó ayer el deán de la catedral de Santiago, José María Díaz.

Ahora los nostálgicos tendrán una nueva oportunidad para refunfuñar, pero los geeks se frotarán las manos. Ayer la empresa Candeum Desarrollos presentó en la capital gallega, en primicia mundial, un proyecto que deja obsoletos -aunque no los excluye- los lampadarios eléctricos. Gracias a una plataforma informática, los que lo deseen podrán encender, desde cualquier lugar del mundo, vía internet, o desde cualquier lugar de España, vía mensaje telefónico, su vela en un lampadario digital.

Los que no puedan acudir a Santiago en Año Santo podrán, no obstante, poner una vela en tres lugares emblemáticos de la catedral: el sepulcro del Apóstol, el Santiago a caballo y la capilla del Pilar. Bien sea a través de la página web de la empresa, mivela.com, o mediante SMS, por solo 1,39 euros, IVA incluido, la tecnología les permitirá llegar a donde ellos no llegan.

La iniciativa no tiene nada que ver con las webs que posibilitan encender una candela digital en la red, sino que, en este caso, el dispositivo moviliza las posibilidades que ofrece la "globalización" para encender literalmente esa vela ante ese altar en concreto. Allí, en lugar del típico lampadario que es habitual ver en las iglesias, habrá uno que se parece más a una pantalla plana de televisión. El monitor cuenta con 75 velas que se irán iluminando cuando los fieles -que podrán escoger qué vela desean exactamente que se encienda- den la orden. Las lámparas permanecerán encendidas ante el santo de su advocación un máximo de 31 minutos -si no hay una cola virtual excesiva- y un mínimo de 11.

Solo en la catedral de Santiago los responsables de la compañía, Marcos Rodríguez y David Doña, que llevan dos años fraguando el proyecto, confían en alcanzar este año el medio millón de encendidos. Pero la basílica del Apóstol no será la única en contar con este dispositivo. Otros diez templos de la Península se han apuntado ya a lo que promete ser una nueva moda y, por ejemplo, los devotos de Nuestra Señora del Rocío tampoco necesitarán desplazarse hasta Sevilla. En Candeum Desarrollos confían en lograr que santuarios como Fátima o Lourdes o la virgen de Guadalupe, en México, vean con buenos ojos una idea que deja una tercera parte de los beneficios en la Iglesia, otra tercera parte en los gestores del proyecto y, finalmente, la tercera restante, para las operadoras de telefonía intermediarias.