En Galicia serían al menos los ayuntamientos de Oleiros, Guitiriz y Marín los que han dado un paso al frente en la oferta del bautizo civil. En España suman unas pocas decenas los municipios, de pequeña entidad la mayoría, que realizan celebraciones para dar la bienvenida ciudadana a los recién nacidos. El Ayuntamiento de Igualada, en Cataluña, abrió esta llave del gas laico, siguió el madrileño de Rivas Vaciamadrid, el de Borge de Málaga...

Lo que hacen es una sencilla ceremonia de imposición de nombre o Acogimiento Civil presidida por el alcalde o un concejal, quien iniciará el acto con la lectura de los artículos 12 y 27 de la Convención de los Derechos del Niño de la ONU y el artículo 39 de la Constitución Española resaltando la importancia de la participación en la vida civil y la educación en los valores de la paz, dignidad, tolerancia, libertad, igualdad y solidaridad. Los padres dirigen unas palabras y a continuación éstos y dos testigos firman la Carta Municipal de Ciudadanía del niño y la niña que llevará la firma del edil que presida el acto.

Pero lo que por vez primera se ha hecho en Galicia hace unos días, en Redondela (Pontevedra), es solemnizar aún más el acto ya no con una simple ceremonia sino con todo un ceremonial privado. Podría resumirse en lo que dice Concepción Conde, de la empresa gallega Brunet y Conde, pionera de estos eventos: "Tanto en los bautizos como en las bodas que se ofician, el principal objetivo es alejarnos de la frialdad de un juzgado o la sobriedad de un Ayuntamiento, ofreciendo cuando y donde se quiera, una ceremonia celebrada con rigor, profundidad y ritmo adecuado, donde la razón, el amor y sobre todo la sensibilidad logre reconciliar posiciones enfrentadas entre los partidarios de acogerse a un ceremonial religioso y los que se inclinan por una ceremonia civil".

Es de la iniciativa privada de la que surge esta propuesta pero, como dice Conde, "más que una iniciativa es una respuesta a una creciente demanda social: facilitar una ceremonia laica para quien no la quiera religiosa, pero que al tiempo no quiera renunciar para hacer pública la presentación de su retoño en sociedad a un acto con toda la emotividad, vistosidad y personalización requeridas".

Las causas

Los datos parecen abrir un camino a esta iniciativa de las ceremonias laicas. En pocos años hemos pasado de una sociedad confesionalmente católica a una sociedad plural. Los padres se desentienden cada vez más del bautismo; desciende el número de niños que pasan por la pila bautismal, de modo que el rito sacramental ha perdido fuelle en los últimos años, a pesar de que coincida con algún repunte en la natalidad. Nacen más niños, pero se bautizan menos. Sea por una u otra razón, lo que parece imparable es el aumento de este tipo de ceremonias, por ahora en otras comunidades, hasta el punto de que la Generalitat de Cataluña editó ya un "ritual litúrgico laico" para bautismo, matrimonio y exequias.

¿Justifica por sí sola la indiferencia religiosa el bajón en los bautismos según el rito eclesial? El Arzobispado de Santiago atribuía el pasado año este bajón "al descenso de natalidad" entre los católicos y señalaba que en el repunte de nacimientos hay muchos bebés de familias inmigrantes que profesan otras religiones, como la musulmana o la ortodoxa. Es un factor digno de tener en cuenta, pero no sólo es eso. Incluso se puede añadir como otro factor causal que, desde que el actual Papa eliminó el llamado Limbo de los Justos como verdad inmutable de la Iglesia, la urgencia en bautizar "por si acaso" a los niños para que no pierdan el cielo disminuye.

Igual que en los bautismos pasa en las bodas religiosas, que pierden terreno frente a las civiles. La proporción de matrimonios civiles aumentó un 82,3% en la comunidad gallega en diez años, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). De este modo, mientras un 20,24% de las parejas que decidían casarse en 1995 optaban por una ceremonia civil, el porcentaje ascendió hasta el 36,9% en 2005. Si valoramos en función de los últimos 5 años, los enlaces en juzgados y ayuntamientos crecieron en Galicia un 23%. En 2007, este tipo de bodas ya supusieron casi el 42% de las uniones en la comunidad. Estas cifras se explican también en que aumentan las segundas nupcias y las uniones del mismo sexo, mientras que los enlaces laicos asumen el ceremonial de los eclesiásticos.

Pero no quiere decir que los contrayentes quieran renunciar a que ese día se convierta en algo especial (con regalos especiales). Tanto bautizos como uniones civiles han ido revistiéndose del carácter festivo del que antes sólo gozaban los actos que se oficiaban dentro de la iglesia. Y todo eso que antes no proporcionaban los juzgados o los ayuntamientos ahora se puede hacer con toda la ceremonia que se quiera pero invocando otros principios no religiosos.

¿Acabaremos con entierros de esas características? "Mi marido es catalán -nos dice riendo Conde- y me cuenta que hace diez años enterraron a su tío como realmente quería despedirse de sus seres queridos: con su canción preferida, Wonderful World, a trompeta. Por algo la Generalidad publicó el Manual de Ceremonial Civil, que está destinado, según sus responsables, a los que quieran, "bajo unos parámetros exclusivamente laicos, encontrar fórmulas para vivir con plenitud, solemnidad y espiritualidad los llamados ritos de paso".