Los varones ayudan en las tareas domésticas, pero ponen más empeño en las tareas que se ven, como hacer la compra, que en aquellas más "incómodas", como planchar o limpiar el cuarto de baño. Estas afirmaciones no son solo impresiones intuitivas, sino que están avaladas por los datos estadísticos extraídos del proyecto Eles tamén, que ha analizado los hábitos de corresponsabilidad doméstica de los hombres en los hogares gallegos, castellano-leoneses y portugueses. La cifra más expresiva tiene que ver con el tiempo. Mientras en Galicia las mujeres dedican 19,2 horas a la semana a las labores de casas, ellos no llegan ni a la mitad, quedándose en nueve.

El estudio, que presentó ayer la secretaria general de Igualdade de la Xunta, Marta González y que recoge las valoraciones de 800 encuestados en la comunidad, confirma los tópicos en las conclusiones: "Los modelos aprendidos sobre los roles de género, tanto por mujeres como por hombres, siguen vigentes tanto en unas como en otros, haciendo que las mujeres sufran lo que denominamos doble jornada".

En términos porcentuales, el 63,3% de los entrevistados afirma que echa una mano con la compra y, un porcentaje ligeramente inferior, el 61,4%, con la limpieza de la cocina. El 58,4% asegura ordenar la casa, un 55,7% afirma hacer la cama, y el 54,3 dice barrer y limpiar el polvo en su vivienda. No obstante, las cifras bajan aya al 38,6 en cuanto hay que ponerse los guantes para limpiar el baño, al 37,2% cuando se trata de lavar la ropa y al 22,2% si se habla de plancharla.

Aunque los datos parecen positivas, los resultados son menos optimistas en cuanto se analiza qué porcentaje realiza este tipo de tareas domésticas sin la ayuda femenina familiar, totalmente solos: únicamente el 22,3% hace la compra, el 16,9% cocina, el 15% ordena la casa y el 17,8% hace la cama. Con todo, es la plancha la que parece inspirar más temor a los varones, ya que sólo un 10,5% se atreve con ella sin la ayuda de una mujer.

Obligaciones familiares

La encuesta analiza también cómo colaboran los hombres en el reparto de obligaciones familiares, como acompañar a los dependientes al médico, apoyo escolar, cuidado de enfermos o atención a los mayores. En este apartado las estadísticas aún son más raquíticas. Así, sólo un 3,1% cuida de ancianos sin ayuda femenina familiar. Y sólo una décima más (un 3,2%) asume en solitario las tareas de apoyo escolar. En lo que respecta al cuidado de los hijos, sólo un 2,8 afronta por su cuenta esta labor, aunque, con ayuda, confiesan echar una mano una cuarta parte de los encuestados.

Las conclusiones del estudio también establecen que se observa en los últimos años una tendencia "interesante al cambio", fundamentalmente en lo que se refiere al cuidado de los hijos. Por el contrario, la atención a los mayores parece ser todavía patrimonio de ellas. Según el informe, "la dificultad para el cambio" obliga a las Administraciones a actuar en la esfera de la socialización entre los niños para cambiar los modelos aprendidos.

Además de las tareas del hogar y de la asunción de obligaciones familiares relativas al cuidado de niños, mayores y dependientes, el informe del proyecto Eles tamén realiza un cuestionario sobre quién se dedica, en el hogar, a los considerados "trabajos de mantenimiento".

En ese capítulo se cambian las tornas para que los estereotipos se confirmen de nuevo: son los hombres en un porcentaje más elevado quienes se encargan de solventar todo lo relacionado con reparaciones y cuidado del automóvil y, aunque en menor proporción, también los vinculados al cuidado de la huerta o del jardín.

Aquí las estadísticas no dejan lugar a dudas, ni siquiera cuando se les pasa el filtro de "sin ninguna ayuda femenina familiar Siete de cada diez realiza reparaciones en el hogar, los mismos que se ocupan del cuidado del automóvil. Los porcentajes sólo descienden a una cuarta parte en el cuidado de la huerta o del jardín.

Por otra parte, el estudio constata que la urbanización (frente al ámbito rural), el mayor nivel académico y económico, la vida en pareja y la sustentación compartida del hogar favorecen la corresponsabilidad en el plano doméstico. No obstante, en más de la mitad de los hogares gallegos el varón es el único sustentador. Sólo una cuarta parte de los encuestados comparte esta responsabilidad con las mujeres.