"No quiero volver más al ginecólogo a pedir la píldora y que me pregunte para qué la quiero". Rebeca es una coruñesa de 29 años que habla abiertamente de su sexualidad y de su derecho a poder vivirla como cualquier otra chica de su edad. Esta joven, a quien un accidente de tráfico obliga, desde hace siete años, a desplazarse en silla de ruedas, reivindica su derecho al placer, a quedarse embarazada y a formar una familia. "Mucha gente todavía cree que las personas con discapacidad somos seres asexuados, sobre todo las mujeres. Están muy equivocados. Tenemos las mismas necesidades y los mismos deseos que el resto, y también podemos llevar una vida sexual plena", subraya. Su caso no es único. Hay muchas gallegas en la misma situación. De hecho, el 58% de las casi 200.000 personas con discapacidades físicas, sensoriales y psíquicas que registra el censo de Galicia son mujeres, según datos de la Confederación Galega de Persoas con Discapacidade (Cogami), aunque la inserción laboral sigue siendo mayor en los hombres.

"Las mujeres con discapacidad nos encontramos discriminadas por partida doble. La sociedad nos anima a que no seamos madres por nuestra menor autonomía, un concepto de autonomía mal entendido", explica Mónica Álvarez San Primitivo, orientadora laboral de Cogami y presidenta de Acadar, la primera asociación de mujeres con discapacidad de Galicia, una entidad que echó a andar el pasado mes de septiembre y que, en la actualidad, ya cuenta con casi una treintena de socias de toda la comunidad. "Nuestro principal objetivo es promover, coordinar y reivindicar la defensa de los derechos de las mujeres con discapacidad para lograr su integración plena y su participación en todos los ámbitos de la sociedad", señala Álvarez.

Problemas en la sanidad

La presidenta de Acadar especifica que las áreas de actuación de la asociación van desde la educación, la formación o el empleo, hasta la violencia de género, la salud, la maternidad, la sexualidad o la vida independiente. "Uno de los ámbitos que más debe mejorar es la sanidad. Los hospitales gallegos, por ejemplo, no cuentan con dispositivos adaptados para las mujeres embarazadas con discapacidad. No hay instrumentos tan básicos como una báscula o un mamógrafo que nosotras podamos utilizar. Y tampoco hay elevadores para trasladarnos a una camilla en las consultas ginecológicas", destaca Mónica Álvarez, y añade: "Otro de los aspectos que más nos preocupa y en el que tenemos previsto incidir, de manera especial, es la violencia de género. Las mujeres con discapacidad son especialmente sensibles a esta problemática ya que, muchas veces, se crea una situación de dependencia afectiva hacia el cuidador que hace que les cueste más denunciar esa situación", apunta la presidenta de la entidad.

Entre las actividades que tiene previsto poner en marcha Acadar, Álvarez destaca la difusión de información general y especializada sobre los problemas de las mujeres con discapacidad, el desarrollo de programas y actividades dirigidas a niñas, jóvenes y mujeres de la tercera edad discapacitadas, la promoción y puesta en funcionamiento de todo tipo de iniciativas deportivas, culturales, educativas y de ocio, la creación de programas de cooperación y desarrollo en el exterior, y cualquier otra iniciativa que pueda contribuir a hacer visibles a las mujeres con discapacidad.

"La clave está en el empoderamiento de las mujeres con discapacidad; hay que dotarlas de instrumentos para incrementar su autoestima y su autoconfianza. Esa es la base para que el resto fluya, tanto en el plano personal, como en el laboral", señala la experta.