"Si existe el ciberbullying es porque existe el bullying. Es decir, si alguien se atreve a acosar por la Red es porque es un acosador, en la Red o en otra parte. Hay que evitar ser alarmistas y decir, ante todo, que la red es una maravilla. Cuando ocurre algún caso de este tipo, es una pequeñísima muestra dentro del universo que es internet". Ex Defensor del Menor, psicólogo forense y especialista en análisis de tendencias y comportamientos de jóvenes y adolescentes, Urra insiste en que lo que ocurra en el mundo virtual no puede quedar impune: "ha de ser castigado al igual que en el mundo real".

-¿Por qué tanta alarma con el ciberbullying?

-Si un chaval le pega un guantazo a otro. Ya está. Pasó. Si esto se graba y se transmite por la Red, lo muestras al mundo, amplificas el efecto del daño y el dolor del niño. Y esto ocurre.

-¿Está vinculado a la dependencia a la Red, a pasarse muchas horas frente al ordenador?

-La dependencia del ordenador existe, claro, como los ludópatas o de los que necesitan la aprobación de los demás. A ciertas edades se crea una dependencia, como en su momento pasó con la televisión. Hay que fijar límites y no perder la comunicación personal real, con la gente, ni el dominio del lenguaje. Lo que es inexplicable es que un chaval tenga 825 amigos en una red social y se lo crea. No, mira, tú puedes tener cinco o diez amigos, pero no mil.

-¿Cuáles son las vías elegidas en la actualidad para hacer daño por internet?

-Pues colgar fotos a traición, de una compañera desnuda, por ejemplo. Lanzar un bulo contra un chaval inventando (o no, pero no hay por qué decirlo) que es homosexual y correr la voz por internet. Grabar un puñetazo o una situación ridícula para luego difundirla y que el afectado quede en ridículos. Fotos que uno envía sin ningún tipo de intención pero que luego se utilizan para otra cosa. Todo este tipo de cosas. Hay un dolor moral, evidentemente. La Guardia Civil y la Policía Nacional están haciendo un buen trabajo, con 30 efectivos cada uno especializados, en perseguir este tipo de conductas.

-¿Se castiga a los menores que acosan a otros?

-Sí. Y se van a endurecer los castigos. En junio, la Fiscalía General del Estado envió una circular a todas las fiscalías de menores del país para agravar las sanciones. Será el juez el que tenga que decidir valorando los agravantes. Puede plantear muchos castigos: libertad vigilada, reparación de daños a la víctima, trabajos en beneficio de la comunidad e incluso internamiento, de ser necesario.

-¿Por qué no se presentan más denuncias?

-Los casos que llegan a fiscalía se han incrementado. Los fiscales pueden incluso pedir la retirada de páginas web. Todavía no se denuncia mucho claro. ¿Sabe que ocurre? Que son difíciles de detectar, estos casos. Es que el 82% de los niños y jóvenes que sufren algún tipo de acoso en la red no quieren decirles nada a sus padres porque creen que no les pueden ayudar. Y, lo curioso, es que no se equivocan demasiado porque en temas de redes sociales y la mayoría de los padres no saben qué decir, aunque bueno, tienen otras herramientas para buscar ayuda claro.

-¿Qué debería hacer un adolescente que sufra amenazas?

-¿Un joven que se ve amenazado? En principio, que no borre nada del móvil ni de las webs. Decírselo a un adulto, a sus padres o a un profesor. A partir de ahí hay que seguir el rastro y perseguir al culpable. En estos temas no puede haber impunidad. Pero no sólo en casos de acoso y amenazas. Por ejemplo, grupos que se encargan de difundir en la red, en varias páginas, mensajes fanáticos muy perniciosos, relacionados con el fascismo. O otra gente que, intencionadamente, se le da por difundir la dieta del kiwi, peligroso para la salud y que anima a la anorexia. Esto también es malo y la Fiscalía puede actuar. Que un chaval de doce años reciba continuamente amenazas es gravísimo. Se necesita educación en la familia, en la escuela y perseguir a los acosadores.