"Es un vago, no se fija y no presta atención" es el argumento que le dan algunos profesores a Carmela Díaz sobre el rendimiento académico de su hijo de catorce años, diagnosticado con dislexia. La presidenta de la Asociación Galega de Dislexia, que inauguró ayer unas jornadas sobre este trastorno en la facultade de Ciencias da Educación de A Coruña, recomienda a todo el profesorado que se forme para atender mejor a estos niños.

-¿Cuáles son los objetivos de estas jornadas?

-Intentamos sensibilizar al profesorado de que existe un vacío en la atención a los alumnos con dislexia. No existen estadísticas oficiales que recojan el número exacto de disléxicos, pero por lo menos hay uno por aula. Lo más grave es que hay un gran desconocimiento de este trastorno por parte de los docentes. Queremos llamar la atención sobre la importancia de que los docentes se formen para tratar correctamente a estos alumnos sin excluirlos de sus compañeros.

-¿Qué novedades se presentarán durante estos días?

-El profesor Jaume Alzina, que imparte clase en un instituto de Baleares, presentará las modificaciones metodológicas que han llevado a cabo para integrar a estos estudiantes con dificultades para leer y escribir. Se trata de aprovechar las posibilidades que ofrece la tecnología a través del uso de grabadoras o de ordenadores. El docente finlandés, Antti Koivisto también mostrará los beneficios de incluir actividades lúdicas en el aprendizaje. Y Pedro Buendía, que trabaja en el centro de educación de adultos Río Mula de Murcia, impartirá el taller Aprendendo matemáticas coas mans, para demostrar que los que padecen este trastorno entienden mejor los conceptos si los ven o los tocan. Si en otros lugares hay avances, aquí no deberían ponerse trabas para hacer lo mismo.

-¿Qué cambios se deben realizar en la enseñanza para que los alumnos con dislexia mejoren sus resultados?

-De estos alumnos hay que potenciar sus capacidades positivas porque son muy audiovisuales. Se puede avanzar mucho introduciendo pequeñas variaciones como usar soportes informáticos como ordenadores con lectores y correctores de texto o pizarras digitales; destacar las partes más importantes de cada tema o emplear los colores para asociarlos con conceptos. Estas medidas son positivas para todo el alumnado y al mismo tiempo favorecen la integración de los disléxicos. Los cambios son lentos pero es imprescindible que haya voluntad por parte de los alumnos, los padres y los docentes. Uno de los principales problemas es que el profesorado no demanda una formación acorde a la realidad que tiene en el aula. La legislación, al igual que se realiza en otras comunidades, también debería recoger una serie de pautas para que el profesorado aplique con los disléxicos.

-¿Qué trabas ponen los centros en la aplicación de pautas para ayudar a alumnos con dificultades en la lectura y la escritura?

-Nuestros niños tienen otra forma de aprender, pero el sistema educativo está bastante obsoleto en este sentido y le cuesta adaptarse a sus necesidades. No se aprovechan los recursos que existen y el profesorado no solicita formación necesaria para tratarlos. De hecho, ni siquiera reconocen que los alumnos disléxicos tienen dificultades en el aprendizaje. Mi hijo tiene catorce años y le diagnosticaron dislexia a los ocho. A pesar de que he presentado dos informes médicos al departamento de orientación, algunos profesores argumentan que es un vago, que no se fija y que no presta atención. Tengo un ordenador en casa pero mi hijo no puede llevarlo al instituto porque, según el orientador, distorsiona la clase.

-¿Reciben algún tipo de atención especializada?

-En 1º de ESO, mi hijo pasaba doce horas semanales aislado de sus compañeros en clases de refuerzo con un Psicólogo Terapeuta (PT). Estos niños necesitan una atención individualizada en algunos aspectos pero sin desvincularlos del grupo. Ponerlos a leer y escribir durante más tiempo no sirve de nada. Se deben buscar otras alternativas y herramientas. Me gustaría que algún centro tomase la iniciativa de realizar un trabajo diferenciado con estos alumnos y ver qué resultados se obtienen.

-¿Cómo influye en los alumnos la falta de atención?

-La ley de educación reconoce que todos tienen derecho a ella, pero hay un grupo de estudiantes desatendido y educados hacia el fracaso escolar. En lugar de apoyarles, se les merma su autoestima, hasta el punto de que cuando sean adultos se van a sentir limitados.