-¿Por qué la Universidade da Coruña es la que menos financiación de la Xunta recibe de las tres?

-Viene del principio de los tiempos. Cuando se dividen las universidades, hace 20 años, la Universidade da Coruña (UDC) tiene una asignación presupuestaria más pequeña, entre otras cosas, porque había menos personal, edificios... y también, supongo, habría un componente de número de alumnos. Se modificó con los sucesivos planes de financiación pero hay un componente histórico que se mantiene.

-¿Cuál es?

-Esa primera división del reparto, que ahora se llama fondo estructural, que no se va cambiando. Y, en este momento, la plantilla de la Universidade de Santiago es un poco más que la suma de las de A Coruña y Vigo. Estructuralmente, eso es difícil de modificar, sobre todo en una administración pública en que la mayoría del personal son funcionarios. A largo plazo, tendrá que ir adecuándose, y puede ser de dos maneras: reducción o traslado. Y se está hablando de reducción. Eso es el condicionante histórico.

-El valor histórico se refiere también a los edificios.

-Es todo. El problema es que entramos en una dinámica: existe esa plantilla, y esa plantilla tiene un valor, pero las otras dos decimos: '¿Y nosotros no podíamos también aspirar un poco a alcanzar eso?'. -¿Por qué no se ha cambiado ese condicionante histórico?

-El propio sistema tiene una inercia que no permite modificar. El proceso no es instantáneo, pero hay que apuntar en esta dirección.

-En esta inercia, Santiago estaba antes pero A Coruña y Vigo surgieron a la par, ¿por qué Vigo recibe más fondos?

-Entre otras cosas, tiene un campus más que A Coruña. Ahora se trata de buscar criterios que marquen las mejoras y que se tenga en cuenta que no se parte de las mismas situaciones; nosotros no tenemos una residencia pública, por ejemplo, y miramos con mucha envidia a Vigo cuando vemos el espacio de su campus. Cuando dicen 'es que tenemos edificios históricos', seguimos la broma: 'nos gustaría tener edificios, aunque no fueran históricos'.

-El rector vigués ha dicho: 'Hay que ponerse las pilas y olvidarse de la historia o la juventud de las universidades'.

-Sí, bueno, también lo matiza. Evidentemente, no se puede estar llorando por la historia; la historia está ahí. Pero sí que nos está marcando. De hecho, la crítica que hemos hecho explícitamente desde la UDC es que, en 2015, la parte del presupuesto dependiente de condicionantes históricos va a seguir siendo el 80%, lo cual quiere decir que la historia va a durar un poco.

-¿Cómo ve que en 2015 se asigne un 30% por resultados?

-Sería muy interesante, pero, insisto, sin llorar, no partimos de la misma situación. La UDC tenía muchas escuelas universitarias, lo cual da unos índices muy buenos de inserción laboral, pero se han tenido que transformar a grados, lo que encarece y, al tiempo, tienen que entrar doctores en el profesorado, y eso requiere un tiempo. No estamos exactamente en la misma disposición que otros.

-Los 20 indicadores para medir los resultados...

-Sí, al principio la panoplia era de 66. Hay matices que los hacen difíciles de medir. Por ejemplo, ¿cómo se cuentan los estudiantes? ¿Se cuenta uno que sólo está matriculado en una asignatura para un examen? O los profesores, ¿se cuenta a los que tienen dedicación parcial? En general, los indicadores, como su propio nombre indica, son indicadores, señales. No se mide tanto el valor en sí como la mejora sucesiva, ésa es la idea.

-Entonces se cumplirá su reclamación de relacionar los resultados con la situación de partida.

-Eso es parte también de las demandas y algo nuestro se recogió en el plan. Si no, estaríamos bastante más tristes. Eso es una filosofía de las medidas de calidad.

-En términos absolutos, ¿cómo está la universidad coruñesa en esos 20 indicadores?

-En algunos mejor y en otros, peor.

-¿Y en comparación con las otras dos universidades?

-Pues hay cosas en que estamos mucho mejor, por ejemplo, un índice, que no sé si está dentro de esos 20, la UDC tiene todas las titulaciones sometidas a un sistema de verificación, el de Fides-Audit, y tienen un certificado que acredita la correcta evaluación de los grados a Bolonia que conceden las agencias gallega y española de calidad (Acsuga y Aneca, respectivamente).

-Mato dijo que A Coruña está muy por detrás de Vigo y Santiago en publicaciones internacionales de alto impacto.

-Sí, pero para eso tiene que haber una razón histórica. Acabo de comentar lo de las escuelas universitarias. ¿Ha empeorado A Coruña en estos años? No. ¿Qué falta trecho a recorrer? También.

-Los políticos recelan tocar a Santiago.

-Hay que respetar a los mayores. Muchos hemos sido alumnos o profesores de esa universidad. No se trata de 'sácate tú que me pongo yo'. El desequilibrio tan grande que hay no se va a poder corregir en un año ni en dos. Va a pasar una generación, incluso. El problema es que la Xunta exige un plan de sostenibilidad. ¿Y si has hecho bastante los deberes? Entendemos que eso se nos va a primar.

-¿Por qué se abstuvo en la votación del reparto para 2011?

-Por todo esto que te estoy contando.

-Pudo votar en contra.

-Esto es un documento en el que se trabajó nueve meses y hay aportaciones nuestras recogidas. Después de ese proceso largo, tampoco puedes decir que no valga nada. Es que al menos hay otras cuatro partes: las consellerías de Educación y Facenda y las otras dos universidades. ¿Nos satisface? No.

-¿Qué rechaza?

-Nosotros, ya hace un año, dijimos que habría que prorrogar el plan de financiación un año más, y el tiempo nos ha dado la razón. Y también es complicado hacer un plan de financiación en una situación económica como la que hay y sin saber qué va a pasar.

-¿Es suficiente el tiempo para negociar el nuevo plan para que satisfaga a las cinco partes?

-Es dudoso. Yo viví el anterior, y era una situación económica mucho mejor, y llevó más de un año.

-¿Qué cambiaría de la propuesta de la Xunta? ¿El 80% que por criterios históricos?

-Eso es resultado de un proceso que, entonces, significa que va muy lento para una universidad que se encuentra muy atrás en esa situación. Es duro ver que la UDC se encuentra en los índices nacionales como la peor financiada por alumno. Somos conscientes de las carencias, pero también se han hecho muchas cosas. El Fides-Audit, ¿se va a valorar o no? Porque, si no, sí que estamos jugando en distintas ligas.

-Si la propuesta del plan no varía, ¿se abstendrá de nuevo?

-Yo no tengo ningún problema en seguir absteniéndome.

-¿O votará en contra?

-Esperemos que no haya que llegar a eso; sería un mal indicio.

-La Xunta dice que el dinero del fondo de nivelación se incluyó en las partidas de este año, aunque no se le llamara así.

-Yo entiendo que los millones están. Pero, si ahora no lo separan, a lo mejor se está nivelando también a Santiago. Por cierto, eso lo aprobó un gobierno del PP.

-En los presupuestos para este año no ha habido sorpresas.

-Llevábamos tiempo diciendo lo que iba a pasar. Más bien, al contrario, lo clavamos. Estamos cerca del peor de los escenarios.

-Educación se ha comprometido a que las universidades reciban un 1,01% del PIB en 2015.

-Sería magnífico, sobre todo si no cambia la forma de calcular el PIB. Porque ahora resulta que estamos en 0,9%, cuando hace nada la cifra era 0,79%. Andalucía sí está ya en el 1%. Es uno de los índices en que Galicia no está bien.

-¿Qué responde la Xunta a la crítica a la preponderancia de valores históricos?

-Que hay que ir poco a poco y hay que demostrar que mejoramos. Hay que ir buscando formas.

-Paciencia, entonces.

-La universidad, insisto, tiene vocación milenaria. Claro que las que tienen 500 años de ventaja tienen más. Paciencia, quiero decir.