Los escándalos de pederastia de la Iglesia católica belga han comenzado a hacerse visible en sus fieles, entre los que crece el número de apostasías, es decir, bajas en el registro de bautizos. "Cuando uno no está de acuerdo con una organización de la que, además, no ha elegido formar parte, lo lógico es salirse de ella", dice Damien Spleeters.

En Bélgica, un país mayoritariamente católico, Spleeters, de 24 años, forma parte de un número creciente de católicos enojados con la Iglesia -el 60% está bautizado pero sólo el 8% se declara practicante-. "Aunque lamentamos su decisión, la Iglesia respeta la libertad de cada uno y no pretende retener contra su voluntad a quienes quieren abandonarla", respondió el obispado.